La Westia sube a Pessoa a las tablas con 'Saudade', «una tragicomedia absurda»
Ici Díaz es autora, directora y actriz de una obra onírica, excéntrica y existencialista que se estrena en mayo en el Teatro Jovellanos de Gijón
La Westia está en capilla. Queda un mes para el estreno de 'Saudade', un montaje teatral escrito y dirigido por Ici Díaz, actriz ... con dos Oh! de interpretación en el bolsillo, que da un salto mortal haciendo triplete en un montaje en el que también actúa. Pero es que sube a las tablas a una de sus pasiones. A una suerte de obsesión y fascinación, que es la que siente por la figura del escritor portugués Fernando Pessoa. Francisco Pardo, César L. Alonso, Isabel Marcos y Xana del Mar la acompañan en esta aventura que no es fácil de definir. Ella acierta a hacerlo de una manera muy gráfica: «Podría ser perfectamente una tragicomedia excéntrica, absurda, romántica y existencialista».
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Un género inventado para la ocasión, como requiere el propio Pessoa, porque él era una mente tan libre como lúcida y trastornada, tan capaz de todo, de multiplicarse en mil heterónimos y formas y maneras de escribir. De ahí que la Westia se haya lanzado a la aventura de hacer de él, y de quien fue su pareja, Ofélia Queiroz, personajes teatrales.
«Esta figura me lleva apasionando, casi obsesionando, desde hace muchísimos años, desde que le conocí en mi adolescencia», introduce Díaz, que sostiene que pese a ser un literato fundamental de las letras portuguesas, quizá en España no es tan conocido. Vivió solo 47 años pero creó un centenar de personalidades diferentes, un buen número de heterónimos con los que escribir por razones que podrían ser tanto de anonimato como de excentricidad. «Él dota a cada personaje de personalidad propia, estilo literario propio, de un físico, e incluso los une, unos eran maestros de los otros», revela Ici Díaz, que teme que incluso se llegara a creer ese centenar de vidas dispares, o al menos algunas de las más empleadas en su obra, como es el caso de Álvaro de Campos. Con seis años creó su primer heterónimo y luego llegarían todos los demás, que si un poeta más clásico, que si otro existencialista y metafísico, que si otro más rústico y evocador de la naturaleza... Obvio es que esa mente fértil hasta el extremo está llamada a dar juego teatral, como lo es también su relación con Ofélia Queiroz.
«El espectáculo no gira en torno a su obra, sino a su relación con Ofélia y toda su cabeza, con esos personajes y su universo onírico», señala Ici Díaz. Ellos no compartieron techo, pero se enviaron cientos de cartas. Él pasó a la historia y ella, que vivió hasta los 91 años, ha quedado olvidada. «Los protagonistas son los dos, aunque en esta obra es difícil hablar de protagonistas, es muy coral por la presencia de los heterónimos que hace que hagamos muchos personajes diferentes», relata. Pero Queiroz, una mujer de familia acomodada, que prefirió trabajar para ser independiente y que asistía a las reuniones literarias de la Lisboa de principios del siglo XX, sí se torna en protagonista en una forma de reivindicarla.
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Es una obra muy visual y onírica, que ha de jugar al desdoblamiento continuo y de ahí el hándicap. «El gran reto como directora es hacer que el espectador vea ese centenar de personajes que revoloteaban en torno a la mente», señala. Luces, sombras, proyecciones, efectos visuales tomarán la escena sacando a la compañía de su zona de confort y exigiendo a los intérpretes un gran esfuerzo en lo puramente físico y corporal en lo que llevan meses trabajando.
A Ofélia y a Fernando les unía el humor, de modo que está presente en la pieza, en la que no hay tanta poesía como podría pensarse. A mediados de febrero comenzaron los ensayos ya con el texto aprendido, llegaron los ensayos en el local y por último la residencia en Laboral. El 15 de mayo, a escena.
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