El deporte gijonés despide a Tino Grana, «maestro de valores»

El deporte gijonés dio ayer su último adiós a Tino Grana, histórico presidente del Gijón Baloncesto bajo cuyo mandato el club logró el ascenso a la ACB en 1995. La iglesia de San Pedro se quedó pequeña para acoger a los familiares y amigos que quisieron respaldar a la familia del querido mandatario en el funeral.

El ruido del helicóptero de bomberos que participaba a media tarde en el dispositivo de búsqueda del joven cuyo rastro se perdió en la playa de San Lorenzo fue el único que rompió el silencio en la iglesia. El párroco, Javier Gómez Cuesta, resaltó la figura de Tino Grana en todos sus ámbitos y recordó que tuvo un papel clave en la promoción del baloncesto en la ciudad. «El deporte es una escuela de valores», afirmó.

Al funeral no faltaron algunos de los jugadores que formaron parte de la plantilla del Gijón Baloncesto durante sus nueve temporadas como presidente, como Óscar Moro. Fernando Ruiz y Félix Baragaño, expresidentes del club, también estuvieron presentes, igual que los exconcejales Esteban Aparicio y Rafael Felgueroso. Por la mañana fueron muchos los conocidos y amigos que se acercaron al tanatorio de Cabueñes para dar sus condolencias a su mujer Maite y a sus tres hijos, Marcos, Celestino y Antonio.

Tino Grana, nacido en Cuba aunque gijonés de corazón, falleció a los 75 años tras una larga enfermedad. Al Gijón Baloncesto llegó como segundo presidente de la historia del club a mediados de los ochenta y logró situarlo en la élite del baloncesto español.

Como empresario también alcanzó un notable éxito al frente de los supermercados Trébol y las perfumerías Frascos.

Hace menos de tres semanas, en conversación con ELCOMERCIO con motivo del 25 aniversario del primer ascenso del Gijón Baloncesto a la ACB tuvo palabras de elogio y cariño a todos los que compartieron con él esa importante etapa de su vida, desde los jugadores hasta los colaboradores y miembros de la junta directiva. Su nombre ya es leyenda del básket gijonés.