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Charles Leclerc. Afp

Leclerc se presenta en México como uno de los jueces del campeonato

Tras un año dubitativo en Ferrari, el monegasco quiere aprovechar su condición de candidato para dar un paso adelante y complicar aún más la situación arriba

David Sánchez de Castro

Viernes, 24 de octubre 2025, 22:56

El Autódromo Hermanos Rodríguez, ese coloso de cemento y altura que cada año pone a prueba los motores y los pulmones de pilotos y mecánicos, volvió a despertar entre el polvo del altiplano mexicano con una sesión de viernes que, sin ser decisiva, dejó entrever las tensiones y pulsaciones de un Mundial que se aprieta justo cuando menos lo parecía. Y ahí, entre jóvenes debutantes y veteranos que aún no se resignan, emergió Charles Leclerc: rápido, firme y con la elegancia contenida de quien sabe que, sin pelear por el título, puede decidirlo.

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El monegasco fue el más veloz en la primera tanda de entrenamientos libres del Gran Premio de México, con un tiempo de 1:18.380, apenas una décima mejor que el del joven Kimi Antonelli, que sigue dejando claro que su salto a la élite no será cuestión de si, sino de cuándo. Tras ellos, Nico Hülkenberg y Oscar Piastri completaron el cuarteto de cabeza, mientras el australiano aprovechaba la oportunidad para acumular kilómetros en un fin de semana que puede marcar un punto de inflexión en la lucha por el campeonato.

El arranque de este fin de semana fue atípico, incluso para un trazado que ya acostumbra a serlo. Nueve debutantes se subieron a los monoplazas, como dicta la normativa que empuja a los equipos a dar rodaje a sus promesas. Red Bull, Mercedes, Alpine o Williams cedieron sus volantes por una hora de aprendizaje valiosa, aunque también disruptiva para quienes se juegan el Mundial. McLaren, por ejemplo, tuvo que ver la sesión desde el muro: Lando Norris y el propio Verstappen no rodaron ni una vuelta, obligados a observar cómo los rookies exploraban los límites del asfalto.

Entre ellos, brilló Arvid Lindblad, sustituto ocasional de Verstappen, que acabó sexto y a solo seis décimas del mejor tiempo. Su actuación fue lo bastante sólida como para reforzar la sensación de que Red Bull no solo piensa en el presente, sino que tiene un futuro muy vivo. El británico exprimió las novedades que los austríacos han traído a México —nuevo suelo y paquete de refrigeración—, confirmando que los de Milton Keynes no han renunciado a seguir empujando, aunque su campeón lo tenga todo por ganar.

Y es precisamente Max Verstappen quien llega a esta cita con la mirada puesta en una remontada que hace dos meses parecía imposible. A finales de agosto, con más de 100 puntos de desventaja sobre Oscar Piastri, pocos daban crédito a que el neerlandés pudiera meterse de nuevo en la pelea. Pero el otoño ha traído un cambio de guion que nadie esperaba. Tres victorias en los últimos cinco Grandes Premios y un evidente bajón de rendimiento —o, al menos, de efectividad— de McLaren han devuelto al tetracampeón al centro de la escena.

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El neerlandés, que hace nada aseguraba que sería una locura apostar por su quinto título consecutivo, tiene ahora al líder a tan solo 40 puntos, una distancia que podría reducirse a menos de una carrera si este fin de semana le sale redondo. La afición mexicana, siempre entregada, verá así a un Verstappen que llega con el hambre intacta y con la posibilidad real de colocarse a una sola victoria de la cima.

Pero McLaren no está muerto. Lo que antes era un dominio casi insultante se ha convertido en una guerra civil papaya: Piastri afronta el Gran Premio con 14 puntos de ventaja sobre Norris, un margen tan exiguo que cualquier error puede decantar la balanza. Ambos ya no pueden esconderse tras estrategias de equipo ni pactos internos. En México, y con 141 puntos todavía en juego, cada adelantamiento contará.

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Y es ahí donde aparece Leclerc, el invitado incómodo, el juez inesperado. Ferrari, sin aspiraciones reales al título, tiene margen para arriesgar, y el monegasco lo sabe. Su vuelta más rápida en el Hermanos Rodríguez no solo lo coloca al frente del viernes: también lo convierte en un potencial factor de desequilibrio. Si se mete entre los McLaren o logra incomodar a Verstappen en clasificación o carrera, puede alterar el tablero por completo.

Leclerc ya ha demostrado otras veces que no necesita luchar por el campeonato para influir en él. Lo hizo en 2022, cuando sus maniobras condicionaron la pelea entre Verstappen y los Mercedes, y podría volver a hacerlo este domingo en un escenario donde cada punto pesa como una losa.

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México promete emociones fuertes. La altura extrema, los neumáticos que se degradan sin aviso, el calor del público y una lucha por el título comprimida al máximo componen un cóctel que nadie podrá saborear con calma. Leclerc llega sin presión, pero con un papel determinante. En un campeonato donde cada error se paga caro, el piloto de Ferrari podría ser quien incline la balanza entre los tres aspirantes: el líder sereno (Piastri), el compañero rebelde (Norris) y el campeón que se niega a morir (Verstappen).En el Autódromo Hermanos Rodríguez, Leclerc corre por escribir, sin quererlo, el siguiente capítulo de una temporada que se niega a perder el pulso.

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