Regasificadora de El Musel. José Simal

El acuerdo de la Unión Europea con Trump abre nuevas posibilidades a la planta gasista de El Musel

Los usos aprobados finalizan el año que viene y serán revisados, aunque la terminal parte de una ubicación privilegiada para recibir GNL de EE UU

Viernes, 22 de agosto 2025, 22:33

Europa se conjuró hace poco más de cinco años para abandonar los combustibles fósiles. El objetivo era apagar la energía nuclear, dejar el gas y ... centrar la generación en las renovables y el hidrógeno para avanzar en la descarbonización. La invasión rusa de Ucrania que hiere el corazón del continente desde 2022 y un avance más lento de lo previsto de las energías verdes han impuesto, en cambio, otra realidad: el gas sigue siendo una necesidad sobre la que se cose la dependencia de la Unión Europea (UE).

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De hecho, ese conflicto bélico hizo que la planta gasista de El Musel, inactiva desde su construcción y durante más de una década, se pusiera en marcha a mediados de 2023 para contribuir a la seguridad de suministro. Su papel venía a ser el de una suerte de gasoducto virtual para garantizar el abastecimiento de países del norte de Europa. Sin embargo, este ha sido más el de servir de almacenaje, otra cuestión clave. Pero, además, el acuerdo arancelario alcanzado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, con Estados Unidos, que se suscribió el pasado jueves y que acepta una tasa generalizada del 15%, también ata a Europa al gas. Lo hace porque en las contrapartidas se recoge el compromiso de la UE de adquirir 750.000 millones de dólares en energía estadounidense –principalmente gas natural licuado (GNL), petróleo y tecnología nuclear–. La ubicación de la planta asturiana, rebautizada como Musel E-Hub, podría abrirle nuevas posibilidades para incrementar su actividad.

En 2023, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) dio el visto bueno a cuatro usos para la terminal gijonesa. El principal, que al final no fue tal, servir de servicio logístico para abastecer la demanda internacional de GNL. El segundo, el conocido como 'boil-off gas' (BOG), que implica verter a red la evaporación continua del GNL que se genera. El tercero es la carga de cisternas dentro del acceso regulado, lo que permitió descongestionar algo la actividad en la regasificadora de Bilbao. Así, desde su puesta en marcha, se han cargado unos 4.400 camiones, lo que supone más de 190.000 metros cúbicos de GNL, el 47% para distintos usos dentro de Asturias. Por último, existe un cuarto servicio, el de almacenamiento, que también entra en el régimen regulado.

Carácter temporal

La planta, que pertenece a Enagás (75%) y Reganosa (25%), es operada por Endesa, que fue la compañía elegida en concurso para encargarse de los servicios logísticos hasta finales de 2026. Hasta el 31 de diciembre del próximo ejercicio la terminal tiene esas funciones acotadas y un sistema retributivo de carácter temporal. Según explicó la CNMC, así se evita «comprometer el uso de la planta» a muy largo plazo ante la situación de incertidumbre actual. Por tanto, el año que viene se volverá a revisar la situación y a «valorar el modelo de acceso más apropiado».

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Según se desprende del Boletín Estadístico del Gas de Enagás, las llegadas a España de GNL ruso hasta julio se redujeron un 40%, convirtiendo los 46.500 GWh del año pasado –43 buques– en 28.300 y 26 barcos. Es el único producto que los Veintisiete no han embargado a Rusia. En cambio, el gas procedente del 'fracking' de Estados Unidos y el que básicamente llega a Gijón ya es el primer origen del GNL importado por España. Se ha incrementado un 75% pasando de 37.600 GWh a 56.600. Es decir, de 35 embarcaciones a un total de 61 en los siete primeros meses de 2025. España, con sus siete regasificadoras, concentra casi el 40% de la capacidad europea para convertir gas licuado, de ahí que sea uno de los escenarios clave de las compras a Estados Unidos.

En el caso de la planta asturiana, desde finales de julio de 2023, cuando se puso en marcha, se han realizado en las instalaciones gijonesas 30 operaciones: 25 descargas de GNL, todas procedentes de EE UU, excepto la del mes de junio de este año que vino de Argelia y que fue una excepción, y cinco cargas.

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En ese mapa del gas, su ubicación geográfica convierte a la terminal gijonesa en una buena opción para servir, precisamente, para lo que se aprobó su puesta en marcha: ser puerta de entrada del gas a Europa. Las rutas marítimas que parten de Luisiana y Texas, principales puntos exportadores del gas de EE UU, tienen en La Coruña, con su regasificadora de Mugardos, y en Gijón, de las mejores opciones. No obstante, ambas cuentan con ciertas limitaciones de tamaño en comparación con la de Bilbao, aunque el puerto español que más barcos estadounidenses con GNL recibió hasta julio de 2025 fue el de Huelva, con 16.

Con el nuevo pacto con EE UU, las cifras pueden incrementarse, aunque el protagonismo americano en esta materia viene de lejos. En 2022, no había pasado todavía un mes desde la invasión rusa de Ucrania, el entonces inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden, anunció un acuerdo para suministrar GNL a Europa. El tratado supuso aumentar un 60% las ventas americanas de este combustible a la UE solo en ese año.

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