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El cierre de Nissan eleva la preocupación de la industria asturiana ante las amenazas del sector

El cierre de Nissan eleva la preocupación de la industria asturiana ante las amenazas del sector

La decisión, que deja en paro a 3.000 empleados directos en Barcelona, llega hasta proveedores del Principado que temen más deslocalizaciones

sandra s. ferrería / j. m. camarero

Viernes, 29 de mayo 2020, 03:25

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El complejo de tres fábricas que Nissan tiene en Barcelona echará el cierre después de un mes de incertidumbre. El grupo japonés confirmaba ayer los peores presagios que podía imaginar la plantilla y dejará en la calle a 3.000 trabajadores directos, una cifra que se multiplicará con los indirectos y el empleo inducido hasta unas 20.000 familias.

A más de 800 kilómetros, en Asturias, la preocupación por esta deslocalización y la deriva del sector también ha llegado. En la región existe una potente industria auxiliar de componentes y materiales, que ya se está viendo afectada por la crisis de la automoción y que teme nuevos ajustes. Ayer mismo, medios franceses hablaban de que Renault prevé suprimir 15.000 puestos de trabajo en todo el mundo, de los cuales se recortarán unos 4.500 en Francia, aunque sin ninguna salida forzada. El grupo desvelará hoy su plan de reducción de costes, con el que espera reducir estos en unos 2.000 millones, un 20%.

En el Principado se dedican al sector empresas como Arcelor, que produce acero galvanizado para carrocerías de automóviles y un cablecillo de acero que se usa como refuerzo en los neumáticos; Saint Gobain, que fabrica parabrisas en su planta avilesina; Vauste, que hace recambios del equipo original de amortiguadores, o Industrias Metálicas Ruiz, dedicada a la fabricación de componentes para amortiguadores. Pero hay muchas más con relación con esta industria, como PMG, Vetro Tool, Hiasa y Laminados Aller.

Los cambios en las producciones y las concentraciones en determinados países, según sus intereses, preocupa mucho en España, donde el sector supone el 15%del PIB, pero también en Asturias, con una industria en horas bajas y con su principal motor, Arcelor, a medio gas y con un ERTE que afecta a la mitad de la plantilla. «Que le vaya mal al sector del automóvil es preludio de que nos puede ir mal a nosotros también», lamentaban ayer fuentes sindicales de la siderúrgica.

Pese a que los pedidos de Nissan a Arcelor son de pequeño volumen, es cierto que el sector es un importante nicho de mercado para la compañía que, en un buen año, puede destinar hasta 500.000 toneladas de chapa para la automoción, lo que se acercaría al 25% de su producción en las plantas asturianas. En la multinacional reconocen que la preocupación es muy grande ante el escaso avance en la desescalada de las factorías, algunas grandes clientes, como las de Renault en Valladolid y Palencia.

En el caso de Saint-Gobain, el efecto de Nissan puede ser mayor. Su planta de Sekurit en Avilés se dedica a la fabricación de parabrisas y una parte sí se destina a la planta catalana. Según Fernando Ureta, presidente del comité de empresa, cualquier cierre de una fábrica del automóvil en la península «nos afecta y nos preocupa». Sin embargo, aún desconocen en qué medida les va a impactar, por lo que «hay que estar atentos al tema». «Tenemos que ver si el cierre de esta fábrica nos va a repercutir directamente, en el sentido de que no vamos a hacerlo o si vamos a hacerlo, pero a través de otro proveedor. Tenemos que tener más información para ver cómo estará afectada nuestra cartera», indicó.

Desde los sindicatos asturianos reconocen que la situación industrial es muy compleja y llevan meses reclamando un impulso para la industria y para sus empleados, tras un año negro en la región y que ahora sufre también los efectos del coronavirus.

A pesar del ajuste de Renault, el plan anunciado por Emmanuel Macron de 8.000 millones de euros para defender la industria del automóvil en Francia o la entrada en capital de empresas por parte de Alemania por valor de más de 30.000 millones de euros son ejemplos en los que piden mirarse. Sin embargo, la situación cada vez se antoja más complicada.

Respecto a la fábrica catalana, según indicó el presidente corporativo de Nissan, Makoto Uchida, la decisión de cerrar «fue muy difícil» y puntualizó que es «irreversible», aunque el Gobierno de España insista en que podría haber alguna oportunidad. No obstante, Nissan sí mantendrá activas las fábricas de Ávila y de Cantabria. En el resto de Europa, el grupo japonés solamente mantendría la producción de modelos esenciales en la fábrica de Sunderland (Reino Unido).

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