Competencia informa de forma favorable sobre la puesta en marcha de la regasificadora

De la CNMC depende aún que se autorice el sistema de retribución de las instalaciones. También falta la autorización administrativa por parte del ministerio y, por último, que se otorgue el acta de puesta en marcha.

Estos procesos no suelen ser rápidos. De hecho, la planta consiguió hace poco más de un año la aprobación de la declaración de impacto ambiental y, sin embargo, doce meses después continúa sin actividad y sin que se hayan dado pasos relevantes. No obstante, la guerra de Ucrania ha hecho que se despierte un mayor interés por su arranque, que está previsto que sea una realidad en los próximos meses. El escenario «más optimista» es que pueda iniciar su actividad antes de acabar el año .Las instalaciones, sin embargo, no tendrán el mismo cometido que las otras seis regasificadoras que hay en España ni para el que fueron diseñadas, ya que no participará en el sistema gasista nacional –estaba previsto que el gas se dirigiera a través del gasoducto que hay entre El Musel y Llanera para conectarse con los procedentes de Galicia, León y Cantabria e incluso construir otros dos tanques más–. Sin embargo, la idea ahora es que facilite el tránsito de buques metaneros al resto de Europa, de manera que suministre gas natural licuado a otros lugares del continente. El destino del combustible estaría en otros países.

El plan de empresa de la Autoridad Portuaria de Gijón contempla tener completamente operativa la planta regasificadora para el ejercicio 2023.

A lo largo de la última década, la planta gijonesa ha pasado por multitud de vicisitudes, a pesar de que nunca llegó a estar en funcionamiento. La crisis de 2008, la sentencia que anulaba su autorización y los profundos cambios en la geopolítica de los últimos meses son solo algunas de las circunstancias que han condicionado la vida de la planta, cuya inversión ascendió a 380 millones de euros.