Las eléctricas con capital público son comunes en Europa y mayoritarias a nivel mundial
Los principales grupos franceses, EDF y Engie; la italiana Enel, propietaria de Endesa, o las nórdicas Vattenfall y Fortum son algunos ejemplos
España tuvo una empresa eléctrica pública hasta hace no tanto, un gigante que privatizó. Y ahora Endesa, la antigua Empresa Nacional de Electricidad Sociedad ... Anónima, es en parte propiedad del Estado italiano, que conserva un 23,6% de las acciones de Enel –y el 60% está en manos de inversores institucionales–, que se hizo con la española. Doce años después del proceso de privatización, Endesa es la sombra de lo que fue, frenada su expansión internacional en favor del emporio transalpino. Aquella operación vuelve ahora a ponerse sobre la mesa tras la propuesta parlamentaria de Unidas Podemos de crear una compañía pública de energía.
Aunque se ha llegado a relacionar con Venezuela o China, las empresas eléctricas estatales son algo habitual en Europa. En la mayoría de los casos, la Administración se ha reservado una parte importante del capital por el carácter estratégico de las instalaciones, desde nucleares a hidráulicas, dependientes de concesiones. Sucede con Enel, en la que el Estado italiano es el máximo accionista, pero el mayor exponente quizás sea la francesa EDF. Électricité de France es el primer productor y distribuidor de electricidad de Europa, segundo del mundo en potencia instalada tras China Energy Investment, y es básicamente pública. Aunque se inició su proceso de privatización, el Estado galo se reserva el 83,6% del capital social. El presidente Emmanuel Macron había planeado la división de la empresa en tres partes, una pública que controlaría las nucleares, otra que cotizara en Bolsa para la distribución y renovables y una última que reuniera la generación hidroeléctrica, pero el debate generado ha provocado que el proyecto quede en un cajón. Al menos por el momento. Incluso se planteó que eso supondría un alza de precios de la electricidad. Pero no solo se trata de EDF, además en Engie, el segundo grupo del país, la presencia pública también es muy relevante. De hecho, gracias a una disposición legal de 2014, la Administración continúa controlando más de un tercio de los derechos de voto.
Otros ejemplos se encuentran en los países nórdicos. Finlandia tiene el 50,76% de Fortum y la sueca Vattenfall es 100% estatal. También en Europa, Austria cuenta con el 51% de Verbund, en Holanda Eneco pertenece a 44 ayuntamientos y el 51,79% de Repower es de Zurich y Graubünden, en Suiza.
Según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), a nivel mundial el 61% de la capacidad eléctrica instalada en 2016 y cerca del 52% de la potencia prevista o en construcción contaba con capital público. De hecho, 32 de las 50 mayores empresas del sector tienen participación estatal. En ese listado están compañías de Venezuela, China o Rusia, pero también se encuentran la canadiense Hydro-Quebec, totalmente estatal; Tennessee Valley Authority, que opera en Estados Unidos; la brasileña Electrobras o la japonesa Tepco, rescatada tras la catástrofe de Fukushima.
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