Una de cada seis empresas industriales asturianas reduce su producción
Una encuesta de Fade revela que la mitad de la industria ha duplicado los costes de la energía y un 22% alcanza incrementos del 200%
Hacía referencia a ella la presidenta de Fade, María Calvo, en su entrevista con EL COMERCIO, para concluir, con rotundidad, que «hace falta un apoyo ... decidido a nuestras empresas, en general». Una afirmación que la patronal ya había expresado en diferentes ocasiones pero que, tras conocer los resultados de la encuesta sobre el encarecimiento de la factura energética realizada entre empresas de la región, tomaba carácter de urgencia. Porque el 95% de los aproximadamente 300 empresarios que respondieron reconocieron soportar incrementos notables respecto a sus números del año anterior. Una subida especialmente sangrante en el ámbito industrial -el que requiere un uso intensivo de la energía-, donde la mitad de sus empresas ha duplicado la partida que destina a costear su consumo energético e, incluso, el 22% refiere subidas superiores al 200%. La supervivencia del sector está en juego.
Conocer el impacto real de esos costes energéticos y hacer una radiografía lo más exacta posible era esencial, desde el punto de vista de Fade, para plantear o exigir medidas a las administraciones de cara a proteger la propia economía regional. La batería de preguntas lanzadas abarcaron desde cuantificar la subida de costes en su actividad hasta especificar el peso de la energía en ese incremento, qué soluciones planteaban, y si ya estaban adoptando medidas paliativas. Está claro que la afectación es dispar y que hay notables diferencias en el impacto en los diferentes sectores económicos, pero la realidad desvelaba que, con carácter general, a la mayor parte de las empresas la subida del coste de la energía les ha provocado aumentos en sus facturas de entre el 50 y el 100%.
Pararse en la industria, donde más del 75% de sus empresas tiene a la energía como uno de sus principales costes, era necesario. Sobre todo para fijarse en los efectos a corto plazo de la situación. Porque, lo decía Calvo refiriéndose a los grandes consumidores de energía, «estamos viviendo una situación muy complicada que está dañando gravemente su competitividad, a lo que se añaden en Europa unas exigencias de descarbonización que agravan más la situación». Y añadía: «Hay que hacer todo lo posible para aliviar la situación». Y esa situación ya ha llevado a la adopción de medidas drásticas de contención del gasto que pasan, en una de cada seis industrias, por recortar producción.
El sector servicios adopta medidas y el primario mira al combustible
No solo la industria acusa el golpe de la subida del precio de la energía. La gran mayoría de los que respondieron a la encuenta de la patronal asturiana pertenecían al sector Servicios que, al igual que a nivel general, ha convertido esos costes energéticos en una de sus principales preocupaciones. De hecho, refieren un incremento de sus facturas de entre un 25% y un 50%, en muchos casos, confiesan, «muy difíciles de sostener», lo que lastra sus beneficios. Todas llevan desarrollando políticas de ahorro para intentar contener esos costes.
Por su parte, el sector Primaria, minoritario en lo que a participación de esta encuesta se refiere, dejó ver que fue la subida del precio de los combustibles lo más perjudicial para su actividad diaria. No obstante, ninguno de los consultados en este área señaló rebajas en su producción para afrontar esos importantes desajustes de sus facturas.
Las propuestas empresariales que llegaron a la mesa de Fade tenían, como se ha dicho, al autoconsumo como una de las soluciones propuestas. Pero, al tiempo que se planteaba la solución, también llegaba la queja. Especialmente en el ámbito administrativo, sobre la importante ralentización de los permisos a la hora, por ejemplo, de conseguir una licencia para una instalación fotovoltaica. Para ellas o para acumuladores se piden ayudas más elevadas y de aplicación inmediata.
Asturiana de Zinc fue una de las primeras en llevar a cabo esa reducción de actividad para hacer frente al impacto de la crisis energética. Y el grupo Glencore, al que pertenece, tiene sobre la mesa medidas más drástricas en sus plantas de Alemania (Nordenham) y Cerdeña (Portovesme), donde se plantean cierres totales o parciales en las próximas semanas. Arcelor acaba de parar su horno alto en Gijón, en principio, por tres meses, aunque la «incertidumbre» que rodea al sector podría ampliar ese plazo. Y las industrias químicas también llevan meses alzando la voz por unos elevados precios del gas y una crisis energética que obliga a las empresas a aplicar planes de ahorro que derivan, según un estudio del Cluster IQPA (Industrias Químicas y de Procesos del Principado), en reducciones significativas del consumo de gas «en ocasiones superiores al 15% recomendado por Bruselas». Medidas de ahorro que aparecen en la encuesta de Fade y que implican inversiones en digitalización o autoconsumo para intentar evitar esa rebaja de producción.
Propuestas
Las propuestas que plantean los empresarios asturianos a la patronal, y que esta hace suyas, se han resumido en tres. La primera, y la que logra un mayor consenso, es la que se refiere a las rebajas fiscales sobre las facturas energéticas. «Hay que repartir el esfuerzo y compensar lo más posible con retornos fiscales. Hay que deflactar los impuestos, porque no solamente son los costes de energía, la inflación también está perjudicando enormemente las cuentas de resultados de las empresas», afirmó Calvo.
Las otras medidas pasan por urgir esa agilización del despliegue de las renovables, con especial hincapié en el autoconsumo; por reclamar un incremento de las ayudas a la eficiencia energética; y, en menor medida, por reformar el sistema de fijación de precios de la energía. Incluso se planteó a la patronal potenciar la colaboración empresarial para favorecer la creación de sociedades generadoras de electricidad.
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