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Bolsa española EFE
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La factura de un mal 'timing'

Los fondos de bolsa española sufren más salidas que entradas de dinero pese a seguir siendo los más rentables del año

Viernes, 14 de noviembre 2025, 10:24

Este texto corresponde a la newsletter 'Ajuste de cuentas' donde hablamos de dinero sin tapujos, abordando pequeños hábitos del presente que nos ayudarán a hacer más fuerte, financieramente hablando, a nuestro 'yo futuro'.

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Si hay un producto financiero que en los últimos años ha cogido peso en el patrimonio financiero de los hogares españoles ese es, sin duda, los fondos de inversión. Seamos sinceros. No solo se trata de una buena evolución por la excelente marcha del sector o por la baja rentabilidad de los depósitos bancarios, que ha desviado los ahorros de las familias a esta clase de inversiones. Los bancos también han sabido 'meter en vena' a sus clientes estos productos que, entre otras cosas, generan mayores comisiones para compensar la era de bajos tipos de interés en sus márgenes. Solo hay que echar un vistazo al escaparate financiero para comprobarlo. ¿Que quiere un tipo de interés mejor en su hipoteca? Contrate un fondo de inversión. ¿Que quiere un depósito con una rentabilidad más alta? Contrate un fondo de inversión. ¿Que quiere mover la paga extra? Contrate un fondo de inversión.

Este frenético ritmo comercial -que no considero que sea negativo, sino todo lo contrario, beneficioso para mover el ahorro conservador- se ha visto reflejado en un importante aumento del dinero que este año ha entrado en este segmento de mercado. Según datos de Inverco, los fondos registraron suscripciones netas de 3.408 millones de euros. En todo 2025, el volumen alcanza los 28.324 millones de euros, el mejor año de los últimos once ejercicios.

Pero comprar un fondo y lograr rentabilidad con él no siempre significa usarlo bien. Sobre todo en el caso de los particulares, acostumbrados a dejarse guiar por el cortoplacismo, las comparativas con rentabilidades pasadas y, sobre todo, las emociones a la hora de decidir dónde invertir sus ahorros.

Adivinar el mejor momento para entrar y salir de un fondo es prácticamente imposible. Pero los datos históricos demuestran que el minorista, frente a las habilidades del institucional, lo hace especialmente mal cuando intenta adelantarse a los movimientos del mercado. La tendencia es clara: en general, tendemos a comprar después de que un fondo haya subido y a vender después de que haya perdido valor.

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Se genera así una especie de brecha difícil de explicar entre la rentabilidad que obtienen los inversores y la que registran los propios fondos en los que invierten, generalmente mayor en épocas de subidas como la actual. Esta situación la pueden verificar aquellos inversores que hayan movido -para entrar o para salir- su dinero de fondos de renta variable española, la categoría del momento en un año en el que el Ibex-35 se ha convertido en uno de los mejores índices no solo de Europa, sino de todo el mundo, con una revalorización que ya supera el 42%. Este podría ser, si las cosas siguen así, su segundo mejor año de la historia, batiendo el 40,75% que logró revalorizarse en 1997. La mejor racha fue unos años antes, en 1993, cuando el repunte fue del 54,2%.

Con esas cifras sobre la mesa, y tomando como ejemplo solo el comportamiento de los fondos de Bolsa española, vuelve a quedar patente el regular tino que tenemos a la hora de buscar alternativas para hacer crecer nuestros ahorros. Los fondos de esta categoría han sido los más rentables del año con diferencia, con un rendimiento del 39,21% a cierre de octubre, según datos de Inverco. Pues, aun así, los reembolsos (el dinero que sale) han sido superiores a las suscripciones (el dinero que entra), provocando que el resultado neto sea de -21.377 millones de euros (negativos) en esta categoría. Es decir, los inversores han retirado más dinero del que han aportado a los fondos de bolsa española, en un año casi sin precedentes en términos de rentabilidad para el sector.

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Bien es cierto que parte de esos reembolsos pueden tener su origen en la propia recogida de beneficios a lo largo del ejercicio. Pero la estadística vuelve a poner sobre la mesa ese pensamiento cortoplacista, que habrá impedido a muchos disfrutar de los rendimientos completos que la categoría ha generado en todo el año, demostrando, de nuevo, que en el caso de los fondos de inversión, parece mejor dejar trabajar el dinero que caer rendidos a la tentación de recoger beneficios en cuanto haya el menor atisbo de ellos.

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