El fondo de Ribera para abaratar la luz elevará su precio hasta un 8% para gran parte de la industria

Para ello, este mecanismo contempla sacar del recibo las primas a las renovables y repartir esos 7.000 millones anuales entre todos los sectores energéticos -productos petrolíferos, gas natural y electricidad-. Por tanto, en teoría, se encarece el consumo de gas y de carburantes, cuyo impacto ya han lamentado sectores como el siderúrgico, pero el reparto también implica que para algunas industrias suba el recibo de la luz.

El cálculo de la CNMC supone que aumentará para alrededor de 4.000 plantas conectadas a las redes de alta tensión y sujetas a los peajes 6.2 TD, 6.3 TD y 6.4 TD. Lo hará en esa horquilla de entre el 4,6% y el 8,1% para 2025, cuando culmine la implantación de este sistema progresivo. Entre ellas estarían las 600 que se puedan acoger al estatuto de las electrointensivas. Esta consideración les permitiría librarse, finalmente, de ese aumento. Competencia calcula para ellas una reducción de la factura de entre un 1,06% y un 1,8%, igualmente una cifra exigua cuando ahora pagan prácticamente el doble que sus competidoras de Francia y Alemania y había tantas esperanzas puestas en el estatuto.

Además, para que las electrointensivas como Arcelor o Asturiana de Zinc no vean crecer su recibo eléctrico deberían ejecutarse las compensaciones a las que hace referencia el anteproyecto, pero que no desarrolla. Y la industria no se fía. Tiene razones para ello, el año pasado los costes indirectos por el CO2 se quedaron en 61 millones, mientras Bruselas permite más de 250.

«Nuestra experiencia con las compensaciones es un desastre», explica el director general de la patronal siderúrgica española Unesid, Andrés Barceló, que defiende que «si algo no hay que pagarlo se haga una exención» y no se hable de compensaciones que quizás luego no lleguen o que dependan de la disponibilidad económica y del «chalaneo presupuestario». En este sentido, recuerda los 50 millones de fondos del CO2 que el PNV rascó en la negociación de las cuentas y que se desvían a un plan renove para pymes vascas.

En otros sectores, como el papelero o el cementero, este fondo dilapidará los beneficios que les otorgaba el estatuto de las electrointensivas. De hecho, la CNMC, que sí ve con buenos ojos el anteproyecto, defiende que se plantee la aplicación de una cuota reducida para estos grandes consumidores en su contribución al FNSSE, ya que el sistema de compensación, que no está desarrollado ni se conocen sus condiciones, «podrá incorporar una gran complejidad».

El documento, para el que la gran mayoría de la industria ha presentado alegaciones, aún puede sufrir modificaciones, pero de momento supone un nuevo golpe para un sector en horas bajas y que disminuye su peso en el PIB cuando el objetivo era que aumentara al 20%. A cambio, en 2025, «la factura eléctrica de los consumidores medios conectados en baja tensión se reducirá entre el 9% y el 11%». El objetivo de la ministra y vicepresidenta Teresa Ribera es, no obstante, que disminuya un 13%.