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Operarios trabajando en una torre de alta tensión, en Gijón. Reuters
María Calvo, presidenta de Fade

El anillo central: la llave del futuro industrial de Asturias

Es la infraestructura que puede liberar la energía disponible, atraer inversiones y garantizar que Asturias siga siendo una región de empleo y de futuro

María Calvo

Oviedo

Sábado, 13 de septiembre 2025, 22:36

Asturias siempre ha sido tierra de industria. Nuestro pasado y nuestro futuro están íntimamente ligados a la energía. En ella residió nuestra prosperidad y de ... ella depende hoy nuestra supervivencia. Ahora, cuando Europa nos exige descarbonizar y modernizar nuestras fábricas, descubrimos que el gran obstáculo no es la falta de proyectos, talento o voluntad. Es algo mucho más básico: la red eléctrica no tiene capacidad para acompañarnos en este salto.

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Los últimos mapas de capacidad de la red sitúan a Asturias como la comunidad con menor saturación global de nudos eléctricos. A primera vista podría parecer una buena noticia. No lo es. Ese dato es engañoso porque no distingue entre la periferia y el corazón industrial. Y lo cierto es que, en el eje Oviedo–Gijón–Avilés–Langreo, todos los grandes nudos de 132 kV —los que realmente necesita la industria— están colapsados. Tenemos capacidad de sobra en las alas, pero aquí la ubicación es decisiva. ¿De qué sirve tener margen en Grandas, Narcea o Tineo si no existe forma de trasladar esa energía al centro, donde se concentra el 70% de la actividad y el consumo?

La electricidad no viaja como un camión por la autopista: necesita líneas de transporte robustas, subestaciones modernas y una planificación coherente. La potencia puede existir en otra parte, pero si no está disponible en el lugar y con la tensión adecuadas, es como si no existiera. No todos los nudos sirven para lo mismo. Los de 400 kV son la autopista principal del sistema, los de 220 kV reparten energía a nivel regional y los de 132 kV son los que permiten que la gran industria se conecte directamente a la red. Por debajo están los nudos de menor tensión, válidos para consumos domésticos. Pero sería absurdo pretender que una fábrica se conecte al enchufe en el que cargamos el móvil.

Aquí es donde el anillo central se convierte en la auténtica palanca de competitividad. Su construcción —con la nueva subestación de Cardoso y la conversión a 400 kV de la línea Soto–Tabiella— no solo aumentará la capacidad en el corazón industrial de Asturias: también permitirá aprovechar la potencia sobrante en las alas y llevarla al centro, donde realmente se concentra la demanda. En otras palabras, conectará depósitos llenos con tuberías capaces de transportarlos. Las consecuencias de no hacerlo son graves. Empresas que quieren electrificar sus procesos no encuentran hueco. Proyectos de hidrógeno, de almacenamiento o de centros de datos se ven obligados a mirar hacia otras regiones. Y Asturias corre así el riesgo de quedarse al margen de la gran ola de inversión llamada a transformar la industria europea.

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Este anillo estaba contemplado como infraestructura básica en la planificación 2021-2026. Estamos a punto de cerrar 2025 y la obra sigue sin arrancar. No podemos esperar más. Su ejecución debe ser inmediata, acompañada de medidas transitorias que alivien la presión: almacenamiento, contratos de flexibilidad y refuerzos puntuales. La reciente propuesta del Gobierno para la planificación eléctrica hasta 2030 establece el marco que condicionará qué proyectos podrán ejecutarse y con qué recursos. Aunque el texto no menciona de forma específica el Anillo Central, sí fija los límites de inversión y los criterios que decidirán su viabilidad. Por eso resulta crucial que Asturias defienda con firmeza su inclusión como inversión prioritaria: la saturación del eje central constituye un cuello de botella estratégico.

El propio Real Decreto prevé mecanismos para superar los límites de inversión cuando existan causas técnicas o territoriales de peso. Si alguna región cumple esas condiciones, esa es Asturias. El Principado ha demostrado siempre que sabe adaptarse y competir. Pero ninguna industria puede hacerlo sin acceso a la energía que necesita. El anillo central no es un detalle técnico: es la infraestructura que puede liberar la energía disponible, atraer inversiones y garantizar que Asturias siga siendo lo que siempre ha sido, una región de industria, de empleo y de futuro.

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