Las gasistas piden más ayudas para la reindustrialización y una «acción inmediata» del Gobierno
Ponen en evidencia el mayor apoyo de países como EEUU, Alemania, Francia o Portugal y ven poco potencial a la electrificación
NOELIA A. ERAUSQUIN
GIJÓN.
Jueves, 15 de febrero 2024, 01:13
Un estudio de la patronal gasista, Sedigas, y PwC pone en evidencia las menores ayudas que reciben las factorías españolas en materia de costes energéticos ... y reclama «una acción inmediata por parte del Gobierno y otras entidades pertinentes para implementar medidas de apoyo en el corto, medio y largo plazo» que promuevan la reindustrialización del país y la mejora de la competitividad del sector. En concreto, cita cuatro objetivos claves: la necesidad de fortalecer el tejido industrial nacional, promover un marco legislativo que evite la deslocalización y la fuga de carbono, otorgar certidumbre y estabilidad regulatoria a los procesos de transformación y reforzar la colaboración público-privada.
Estas cuestiones genéricas las desgrana aún más con peticiones concretas que van desde la reducción de las cargas administrativas o los requisitos para acceder a ayudas al incremento de las subvenciones directas, pasando por el establecimiento de marcos regulatorios estables para los gases renovables, la adaptación del mercado de derechos de emisión para evitar las deslocalizaciones, promover la captura de CO2 o asegurar que la retribución de las cogeneraciones refleje sus costes.
«El nivel de producción de la industria no se va a recuperar solo», avisa Sedigas, tras el desplome derivado de la crisis energética que se vivió a partir de 2021 y de la que aún no se ha repuesto. Como ejemplo, en 2023, el consumo de gas en la metalurgia cayó aún otro 11,6% -en conjunto subió un escaso 2%-. Además, el informe, en el que colaboran patronales con representantes en Asturias, como la de la siderurgia, el papel o la química, defiende que «el potencial de electrificación está limitado debido a la naturaleza de los procesos industriales», por lo que los gases renovables se presentan como «la alternativa futura económica y técnicamente viable». Sin embargo, no lo son aún, por lo que el gas natural seguirá siendo «fundamental».
Comparativa
Asimismo, el documento cuenta con varios cuadros comparativos de las ayudas que ofrecen los distintos territorios para que la industria asuma los costes de su factura de gas o aborde su descarbonización y, en ellos, España sale malparada. Y ya no solo con respecto a países como Francia o Alemania, con fuerte músculo financiero, sino también en relación a otros de menor tamaño, como Portugal, que se está convirtiendo en una referencia en materia de apoyo al sector. Así, Sedigas y PwC recuerdan los 30.000 millones que aportó Alemania para el rescate de la comercializadora Uniper, que permitió que no se trasladara ese coste a los clientes ni se rompieran contratos, o los 53.000 de diciembre de 2022 que fueron directos a aligerar las facturas; pero también los 1.000 de Portugal de ese mismo mes, que contrastan con los 480 españoles. «Las ayudas directas a la industria en España han sido significativamente inferiores y menos eficientes respecto a otros países de la UE mermando la competitividad», recalca el informe, que asegura que las empresas «demandan un esquema de apoyo que incentive la adopción de tecnologías limpias mientras que ayude a evitar la deslocalización».
Por otro lado, mientras en Europa se apuesta por aumentar la fiscalidad energética, ampliar el Sistema de Comercio de Emisiones y establecer un mecanismo de ajuste de carbono, complementado todo ello con diversos fondos, como el REPowerEU y el Plan de Recuperación y Resiliencia; EE UU se centra en la descarbonización de la producción de electricidad y busca subsidios para renovables, almacenamiento y tecnologías nucleares, a la vez que ofrece subsidios y créditos fiscales masivos. Frente al intento americano de atraer inversiones y empleos, los Veintisiete defienden el dinamismo de los mercados competitivos y una economía abierta.
Por su parte, China busca mejorar la eficiencia energética y expandir las renovables, pero ante la ambición europea, que pasa por alcanzar la neutralidad climática en 2050, el gigante asiático la atrasa a 2060 y prevé alcanzar su pico de emisiones antes de 2030. «Es fundamental que exista un apoyo público más decidido y con más medios», concluye Sedigas, que advierte del «riesgo de deslocalización de las inversiones a otras geografías con más apoyo».
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