962.039 asturianos están llamados a las urnas con el fantasma de la abstención
Los electores, de los que 7.038 podrán votar por primera vez, tienen 34 opciones distintas para determinar su voto en 1.212 mesas electorales
Es la novena vez que los españoles están convocados a las urnas para determinar la composición del Parlamento Europeo. Con el censo electoral más bajo desde 1989, hoy 962.039 asturianos mayores de 18 años están convocados a las urnas (834.612 en el Principado y 127.427 residentes en el extranjero) para elegir a los 61 representantes de España (dos más que en 2019) de entre 34 partidos que presentan sus candidaturas en una circunscripción única nacional.
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No hay comicios en los que participen asturianos en los que la representatividad de cada voto sea más proporcional, precisamente por esa única circunscripción, que hace que cada sufragio tenga exactamente el mismo valor que cualquier otro, se emita donde se emita del territorio nacional.
En Asturias se podrá hacer en 1.212 mesas electorales, la cifra más baja de las nueve convocatorias al Parlamento Europeo, lo que habla también de que la población asturiana está cada vez más concentrada. En 1999, por ejemplo, hubo 1.668 mesas para un censo de votantes de 980.375 personas. Desde los comicios generales del 23 de julio pasado hay 7.038 asturianos que han cumplido la mayoría de edad y podrán votar por primera vez. En cuanto al voto por correo, las peticiones son sensiblemente más bajas que las que hubo en julio pasado para los comicios generales. 16.333 asturianos con derecho a voto han solicitado efectuarlo por correo esta vez, frente a los 27.532 de julio de 2023.
Claro que este indicativo tiene condicionantes. Uno, que se trata de elecciones diferentes, y pese a las reiteradas llamadas de candidatos de varias formaciones al electorado para que tenga en cuenta que en el Parlamento Europeo se decide la mayoría de la legislación que luego se traspone a las normativas de los distintos estados de la Unión, lo cierto es que las europeas son habitualmente las elecciones con menor nivel de participación, al punto de que las de mayo de 2014 marcaron el porcentaje más bajo de participación en unos comicios en Asturias, con apenas el 38,97% del censo electoral. El otro, en este caso a favor de la participación, es que en 2023 los comicios generales fueron en julio, un mes en el que buena parte de la población está de vacaciones, lo que elevó la petición de voto por correo.
Tercera vez en trece meses
Mañana lunes se cumplirán 37 años de aquella primera cita electoral europea, el 10 de junio de 1987, con líderes como Felipe González o el asturiano Fernando Morán en el PSOE; Manuel Fraga en el PP o Santiago Carrillo en la recién nacida IU. En aquella ocasión se hicieron coincidir con varias convocatorias autonómicas y municipales, entre ellas las que elevaron por segunda vez al socialista Pedro de Silva a la Presidencia del Principado. Esto llevó la participación a su máximo en comicios europeos, el 66,76%.
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Pese a debutar, los asturianos hicieron gala ya entonces de distinguir bien entre los distintos comicios. El PSOE de Pedro de Silva ganó con holgura, con 222.326 votos, pero la lista socialista a las europeas aún tuvo más, concretamente 21.397 votos más para llegar a 244.323. Lo mismo ocurrió con la AP de Isidro Fernández Rozada, que en Asturias tuvo 144.379 votos y para Europa se llevó 149.321. CDS e IU, en cambio, tuvieron 22.722 y 12.666 votos menos para Europa que para la Junta General, respectivamente.
Se puede decir que eran otros tiempos y también que, pese a encadenar tres citas electorales en los últimos 13 meses (las autonómicas de mayo de 2023; las generales de julio y las europeas de hoy), los ciudadanos distinguimos muy bien el cariz de cada votación. Pero el caso es que más allá de la pura representación europea, los partidos saben que se juegan también el mantener una buena tendencia o revertir una mal.
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Así, para los dos principales partidos, PSOE y PP, los retos son muy claros en Asturias. Los socialistas vieron de cerca al PP que en mayo encabezaba Diego Canga, al punto de que éste se cansó de repetir que estuvo a «poco más de 700 votos de gobernar». Y en julio, la lista al Congreso de la popular Esther Llamazares superó a la de la socialista Adriana Lastra por 7.767 votos. El PP, pues, se juega mantener la curva ascendente, y para ello ha reclutado a la ya eurodiputada Susana Solís, elegida en 2019 en las listas de Ciudadanos. Porque el PP se juega también recuperar un nivel de apoyos similar a los de antes de que en 2014 la división de la derecha le hiciese caer a su mínimo histórico, que no logró remontar en 2019.
Los socialistas, con Jonás Fernández, uno de los eurodiputados mejor valorados, como número siete de su candidatura, también quieren atajar la posibilidad de un bajón electoral que en medios del partido se temen como efecto del proceso que ha llevado a la aprobación de la Ley de Amnistía y del ambiente de crispación política en el país en los últimos tiempos.
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