Es esta una de esas películas que gustan en el FICX. Se recrea en la belleza por la belleza, en los silencios y las bandas ... sonoras de la naturaleza sin más aliño, en el día a día reposado, duro y complejo de una familia. En 'Al oeste, en Zapatas', la película del español afincado en Cuba David Bim, este planta su cámara primero en una zona de selva y humedales, pantanos donde viven los cocodrilos que se han convertido en el sustento de la familia protagonista. Landi está allí solo, en un improvisado campamento escuchando en la radio cómo la isla rebelde afronta la pandemia del covid y se afana en capturar cocodrilos. No sabe quien mira cuál es entonces la razón de una vida en tanta soledad, tan dura, que retrata en blanco y negro en unos paisajes hermosos, paradisiacos, pero también peligrosos, lluviosos e inhóspitos para la inmensa mayoría de la humanidad. Hay una familia detrás que justifica ese dolor solitario. Hay una familia que espera y desespera a una larga distancia en un país con muchas necesidades y carencias. La película revela después a Mercedes y Deinis, el hijo de ambos, y se recrea de nuevo en su cotidianidad dura, pero con luz.
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Esa es la historia. Esa es la poética que se revela en cada palabra, que son pocas, y en cada fotograma. Aquí no hay actores que valgan, son los protagonistas quienes ponen rostro real a su propio ser y estar en ese universo revelado y revelador.
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