Bertín Asensio, en la sala de su restaurante. XUAN CUETO
LASTRES (COLUNGA)

El Barrigón de Bertín

Ingredientes del puerto vecino, de la huerta propia, de los pastos del Sueve guisados por un premio Caldereta. Nada puede fallar

Jueves, 30 de julio 2020, 10:35

Dentro de lo malo, la cuarentena de Bertín, Itziar y la so neñina no fue de las peores. Disponen de casina con huerta e invernadero, e invirtieron el tiempo libre inevitable en plantar y recoger frutos. Como Bertín es fuerte, y su comedor recoleto, comentábamos unos amigos que debería llamarse 'El barriguín de Bertón', pero la comida que el matrimonio prepara y sirve -tradicional, de mercado, con elegancias aldeanas y marineras que recuerdan una boda de práu o una caldereta de barca el día de la Patrona (la Virgen del Carmen, por supuesto) merece que se coloque el acento y el aumentativo en nuestro receptáculo digestivo, tan amigo de expandirse según pasan los años. No obstante, el origen lo puso la historia.

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El Barrigón de Bertín

  • Dirección: Calle de San José ( AS-257) Lastres (Colunga)

  • Teléfono: 985 85 04 45

  • Cocina y sala: Bertín Asensio e Itziar Salamanca

  • Apertura: 2006

  • Descanso: martes

  • Menú: en verano sólo carta

  • Precio menú en invierno: 29 euros

  • Precio medio: 35 euros

  • Bodega: selecta

  • Ajuar: de calidad

Bertín merece el diminutivo cariñoso por acogedor y simpático, aunque lo suyo venga de facultades innatas. Y didácticas, con La Gruta de prólogo, Ferrán Adriá de epílogo, y unas cuantas renombradas estaciones de paso. Tras conocer a Itziar, licenciada en Turismo, durante su periplo, eligió la Colunga de sus vacaciones infantiles, para la marca propia justo donde estaba la sidrería con más solera, el Barrigón, que da nombre al barrio y sentido al topónimo ventral.

A un lado, la escultura de La Sardinera, hija predilecta y ya jubilada, centra la plazoleta de la terraza, mientras un camino de escaleras sube hacia las casonas altas y blasonadas, con áticos de salientes corredores, antesala del campo de Santa María de Sábada: hay robles y castaños entre palmeras, que este Cantábrico llevó y trajo mucho Caribe.

Adentro, una pequeña barra da espacio al comedor de color tostado con rincones floreados, moderno y sin abusos decorativos más allá de los premios obtenidos, con la Caldereta de don Calixto 2008 destacándole. Y sobre las mesas, los pescados del día resultan obligados por locales en aceite y ajada. También fabes con almejas o con calamares en su tinta, arroces marineros (almejas, centollo, zamburiñas, boletus y langostinos, negro), o el entrecot de vaca y el confit de pato si preferimos granja a marea.

Y de entradas o postres, la imaginación aumenta altura: pastel de puerros con reducción de sidra, micuit de pato de la casa con compota de manzana y naranja, anchoas de Lastres con aguacate y mermelada de tomate, pulpo a la parrilla con langostinos y nata doble de bacón, buñuelos de merluza con suave alioli de manzana, salteado de fresas con espuma de arroz con leche...

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