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La gallega Lucía Freitas, delante de los fogones en su restaurante A Tafona, en Santiago de Compostela, participará en Féminas. EFE/XOÁN REY

«Debemos cambiar si queremos una gastronomía de calidad»

La gallega abandera la conciliación familiar, el trabajo femenino y lucha por el porvenir de su sector, temas que tratará en Féminas en septiembre

JESSICA M. PUGA

Jueves, 19 de agosto 2021, 03:28

Lucía Freitas (Santiago de Compostela, 1982) es pasional. En Féminas, el congreso internacional de gastronomía, mujer y medio rural que se celebrará en Asturias del 13 al 15 de septiembre, contagiará su fuerza con discursos cargados de mensajes con la sostenibilidad total como eje. Es lo que promulga en sus restaurantes A Tafona y Lume.

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-¿Qué espera de Féminas?

-Que sea punto de unión e inflexión, y que dentro de poco no haga falta un congreso exclusivo. Ese es el objetivo. Servirá para dar voz y visibilidad a las mujeres, porque estar estamos, pero siempre nos ha costado más posicionarnos de cara al público.

-También ayudará a retomar asuntos que apartó la pandemia, como conciliar.

-Hay cosas que llevamos años sabiendo que teníamos que cambiar, pero que por inercia, por estar metidos en la vorágine de trabajo, convertíamos es un círculo vicioso. La pandemia nos permitió parar, tomar distancia y ver lo que queremos en la vida; a mí me ha llevado a priorizar la calidad de vida de mi equipo y la mía. Cerramos dos días y medio y ahora ese tiempo es sagrado para mí cuando antes mi agenda era una locura constante... Debemos cambiar si queremos una gastronomía de calidad, entender que las bases estaban mal planteadas. Sé que es muy difícil y que nos llevará años, pero tenemos que aportar todos para conseguirlo.

-¿Qué ha cambiado?

-He acotado los horarios. Para mí es muy importante que la gente que va a mi restaurante comprenda que hay un equipo de gente maravillosa que está feliz de recibirles, pero también cuando acaban el día y se van a casa. Por eso hay un horario máximo para pedir el menú largo que son las 21.30 y si llegan un minuto más tarde no se lo voy a poner por respeto a mi gente. Les avisamos en cuanto hacen la reserva. Si de algo estoy orgullosa a día de hoy es de ser firme en mis decisiones, es que solo así se cambia el planteamiento.

-Se le habrán quejado por quedarse sin el menú por llegar un minuto tarde...

-No he tenido ningún problema, al contrario, les veo cómodos porque comprenden los motivos. Empecé con miedo, ¿eh? Al pasarlo tan mal económicamente en la pandemia podría haber pasado lo contrario, pensar 'tengo que vender como sea', pero se acabó, los hosteleros tenemos vida, tenemos dignidad y queremos que nos valoren nuestro trabajo. Entiendo que la gente no tiene por qué saber cuáles son nuestros horarios, solo tienen que sentarse y disfrutar, por eso la tarea es nuestra, tenemos que ser ejemplo, informarles bien y explicárselo.

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-¿Su equipo sigue formado mayoritariamente por mujeres?

-Está equilibrado ahora. Pese a que soy abanderada de la causa y que mi prioridad es contratar a mujeres, el porcentaje de currículums que me llega es mucho menor. Mi prioridad es poder darle valor a su trabajo porque yo siempre fui muy insegura y necesité muchos años para quererme y valorarme, creo que nosotras siempre pensamos que podemos hacer más. Es bueno, pero a la vez es tirarte piedras, por eso trato de allanar el camino ya no solo a mujeres, sino a los que están empezando.

-Galicia y Asturias tienen muchas cosas en común, una es el comer muy bien, abundante y barato. ¿Está bien el mensaje?

-No, es un error. Se come espectacular en el norte, pero me enciendo con los precios porque quiero que se profesionalice la hostelería. El problema del sector en España es que no se pone en valor el trabajo, si puedo trampear, lo hago, y no me preocupo del vecino que quiere hacer las cosas dignamente. Pasa lo mismo en otros oficios. Si consumes sin conciencia, mirando solo el precio final y no lo que hay en el medio, estás dejando un mal futuro a tus hijos. No me des lecciones de sostenibilidad si no haces sostenible la vida de tu equipo... Me enfada porque no todo el mundo juega con las mismas cartas, es un debate que debería plantearse.

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