El bodegón de Teatinos
Callos de fama y peregrinaje y mucha tradición es lo que dio Charo y sigue dando el bodegón con su firma
Charo se jubiló hace ya diez años. Y bastante tarde, que su voluntad era seguir trabajando y disfrutando mientras el cuerpo aguantara. Ya carbayonamente octogenaria, libre de obligaciones pero persistente en devociones, acude diariamente a almorzar, y así de paso comprueba que todo sigue como ella quiere, casero y sabroso. Y no da queja. Al contrario. Nos asegura que desde su nuevo puesto de comensal y consejera no tiene contra alguna: Miguel Ángel, su inquieto y emprendedor hijo en continua multiplicación hostelera, y Alex, el joven chef que recibió de ella, hombro con hombro y pota con sartén, enseñanzas para la invariable continuidad del bodegón, mantienen el camino marcado. Su casi medio siglo de camino.
EL BODEGÓN DE TEATINOS
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Dirección: Puerto de San Isidro, 17 - Oviedo
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Teléfono: 985 280 074
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Fecha de inauguración: 1955
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Reinaguración: 1980
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Propietario: Miguel Ángel de Dios Fernández
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Dirección culinaria: Rosario Fernández Uría
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Jefe de cocina: Alexander Miranda, 'Alex'
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Jefe de sala: Visan Titi
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Menú laborables: 13,50 euros
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Menú finde: 19 euros
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Bodega: amplia y cuidada
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Descanso: ningún día
De ahí que sus callos, segundos por la mínima en el último Concurso Nacional, en nada se diferencien de los limpiados, avinagrados, serenados, cortados y enriquecidos durante su largo compromiso profesional, tras pasar de cocinera hogareña a guisandera de oficio, manteniendo siempre el espíritu matriarcal y el toque familiar: su recetario se respeta, cuida y transmite.
La actual bodega nació de chiripa. Luis, marido de Charo, era cliente de aquí mismo, la Bodega del Chato, popular figón de barrica y cacahuetes. Y al traspasarla el propio Chato, previamente boxeador con momentos de fama y gloria, la quiso para sí. Y para Charo. Su llegada convirtió un figón vinatero en una estimada casa de comidas, mientras Miguel, el hijo, fue ampliando y adornando espacios hasta lograr lo que llevamos dos décadas mirando y admirando: amplias salas intercomunicadas por pasillos, que ponen fachadas y terrazas a un gran patio vecinal interior y la propia avenida, comedores con mesas abiertas o compartimentadas, bodegas climatizadas, amplitudes que suman privacidades, y una colección de curiosidades etnográficas (balanzas, calderos, relojes de pared, viejas radios, planchas de hierro, cafeteras antañonas, jarras, zapicas, pinturas y fotos de tema asturiano. Llaves de horru y caserón que despiertan las preguntas de la primera edad, la curiosidad de la segunda y la nostalgia de la tercera.
Naturalmente, además de callos (arriésguese y añada el feliz moyu picante de la casa), nos ofrecen el acompangado y renombrado pote de berzas o una fabada suave y tierna, arroces braseados con pitu caleya o rabo de buey y bacalao en salsa de pimientos choriceros, tortilla de patata y pisto cuajada al gusto de cada cual o cachopo de lenguado, lengua guisada y tortos crujientes en variedad ocurrente y sabrosa. Los ofrecen y uno diría que sí a todo, pero la abundancia de las raciones, las limitaciones de la edad, y el placer que proporciona cada paisaje emplatado fuerza la elección, y en el caso de los callos, la avenencia con el reciente y justo galardón.
Callos de Charo
Ingredientes para 6 comensales
2 kilos de callos. 2 uños de gochu. 1 morro de ternera. 1 trozo de pata de vaca. 200 gramos de jamón. 2 cebollas. Pimentón dulce y picante. Aceite de oliva. Sal.
Elaboración
1. Lo primero que hay que hacer es lavar los callos meticulosamente. Será su primer lavado.
2. Los ponemos a remojo sobre doce horas con zumo de limón.
3. Tras un nuevo lavado, los ponemos a cocer (alrededor de cuatro horas para que las carnes queden muy tiernas) junto con los uños de gochu, la pata de vaca y el morro de ternera.
4. Ya cocidos, los escurrimos y dejamos enfriar.
5. Una vez fríos, picamos todo muy menudo y cocerán en una cacerola.
6. Aparte, en sartén y con aceite de oliva, doramos las cebollas previamente picadas.
7. Cuando doren, agregamos el jamón cortado en tacos, una cuchara de pimentón dulce y otra de pimentón picante.
8. Vertemos este sofrito sobre la cacerola de los callos y revolvemos.
9. Lo guisamos todo unas dos horas hasta que quede unido y probamos el punto de sal.
10. Dejamos que descansen un poco y servimos porque ya están listos para comer y disfrutar.