Manuel Higinio, Berta del Riego y Lorena Fernández, de Casa Pepe. JUAN CARLOS TUERO
GIJÓN

Sidrería Casa Pepe

En el borde alto de Los Pericones, frecuente es cruzarlo y más usarlo por apetito y reposo

Jueves, 30 de julio 2020, 10:41

Ceares dispone de dos parroquias, la religiosa, dedicada a San Andrés, venerable obra románica, y Casa Pepe, la profana por su sidra del barrio, sus megacachopos crujientinos, sus chuletones de vaca y sus parrilladas camperas de cordero o sardinas, entre otras especialidades.

Publicidad

Sidrería Casa Pepe

  • Dirección: Las Quintanas (Carretera de Ceares, 67)

  • Teléfono: 985 39 37 59

  • Cocina y sala: Manuel Higinio Álvarez Arias y Berta del Riego Crespo

  • Ayudantas: Lorena Fernández

  • Apertura: años cincuenta

  • Sidra: Contrueces y Trabanco

Su reapertura tras la alarma se hizo esperar un poco. Muchos hosteleros, haciendo virtud de la desgracia, han aprovechado para arreglar y mejorar espacios, añadiendo así gasto a las pérdidas, lo que merece reconocimiento en la mal llamada nueva normalidad, progresivamente parca en peticiones y tacaña en propinas.

Casa Pepe tiene muchos años encima, casi setenta, por lo que aparece en recuerdos infantiles de quienes rondamos el acceso a la maltrecha caja de pensiones. De hecho sirvió de tienda y refugio para los trabajadores del barrio de Las Quintanas, donde tejeras y cerámicas apenas han dejado el recuerdo de una alta chimenea y varios descampados.

Y si el nombre de Pepe permanece, homenaje a su ya fallecido fundador, después que lo reabrieran en el 2016 Manolo y Berta, hay quien lo llama casa Manolo, y hay quien lo llama casa Berta, que ambos ponen vida y acogida a parroquianos persistentes.

Y es que, a lo ya dicho, los chipirones, las tortillas del momento, la matachana rodeada por crujientes y tiernas patatinas, o un bacalao con azafrán, saben de demandas y satisfacciones.

Al bar, pequeñín y sportinguista, lo precede una techada terraza animada y perruna, puede que sin grandes vistas y al lado de la carretera de Villaviciosa, pero fresca y recorrida por brisas reconfortantes, donde los malos momentos pierden intensidad y el tiempo transcurre lento, sosegado y placentero entre tapas, culinos y cañas.

Publicidad

Este contenido es exclusivo para suscriptores

1 año por solo 16€

Publicidad