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Vargas Llosa está muy molesto con la reseña de un crítico literario del ‘NYT’.

La carta de desamor de Vargas Llosa

El escritor envía una indignada misiva a 'The New York Times' desmintiendo haber vendido exclusivas y haber anunciado su relación con "la señorita Preysler"

arantza furundarena

Miércoles, 26 de agosto 2015, 01:00

Decía García Márquez que para las instancias burocráticas y las cartas formales necesitaba un escritor. Vargas Llosa no. Él se basta y se sobra para redactar de su puño y letra misivas de las que empiezan con un 'Por la presente le comunico...'. Y eso es exactamente lo que le ha enviado al editor del diario 'The New York Times', una carta formal, pero también incendiaria, quejándose por las calumnias que asegura ha vertido en dicha publicación un crítico literario. La cosa es que el periodista en cuestión aprovechó una reseña acerca del último ensayo de Vargas, 'Notas sobre la muerte de la cultura', para deslizar que el escritor había anunciado recientemente su boda con Isabel Preysler a través de su cuenta de Twitter y se había embolsado una suma considerable de dinero con la venta de una exclusiva a la revista ¡Hola!

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Para qué quieres más. Llosa ha saltado como propulsado por un resorte. Y no ha dudado en enmendarle la plana al mismísimo NYT. Por un lado (el consciente), para desmentir algo "totalmente falso". Y por el otro (el subconsciente), quizá también para demostrar que sigue siendo Vargas Llosa, todo un premio Nobel, y no una marioneta en manos de su novia actual, Isabel Preysler (ella sí, la reina de las exclusivas en ¡Hola!).

La carta (probablemente, el texto más ramplón que ha salido de la pluma del genial peruano) está redactada en inglés. Y en ella el escritor afirma que la crítica sobre su libro incluye "información sobre mí que es a la vez calumniosa y pérfida. Según esta reseña -prosigue-, pocos días antes de la publicación de mi libro anuncié mi nueva relación con la señorita Isabel Preysler (Miss Isabel Preysler, en el original) en mi cuenta oficial de Twitter y también vendí fotos para una exclusiva en la revista española ¡Hola! por 850.000 euros. Yo no he tenido nunca una cuenta en Twitter -aclara indignado Vargas Llosa-, y no he escrito jamás ni lo haré en ninguna cuenta de Twitter. Nunca he vendido una foto ni un reportaje a ¡Hola! ni a ninguna otra revista o medio sobre mi relación ni ningún otro asunto personal". La misiva termina con un: "Estoy estupefacto de que este tipo de cotilleo haya podido abrirse camino dentro de una publicación tan respetable como el 'Book Review' (el prestigioso suplemento literario dominical del NYT)". Y a renglón seguido, ni 'atentamente' ni nada. Simplemente su nombre en letras mayúsculas y el lugar desde el que envía la carta: Madrid.

Se entiende la indignación del Nobel porque tras llevar años denunciando la banal y perjudicial cultura del espectáculo en la que afirma (con razón) que vivimos inmersos, sería paradójico (por no decir bochornoso y patético), que él mismo se hubiera metido hasta las cejas en ella. Seguramente eso es lo que intentaba demostrar el periodista neoyorquino en su artículo, mezcla de crítica literaria y crónica rosa... Vargas Llosa se defiende. Y en su derecho está. Más aún si se han publicado falsedades sobre su persona. Sin embargo, la paradoja existe. Porque, vale, él no habrá caído en la cultura del espectáculo pero se ha enamorado de uno de sus principales iconos: la señorita Preysler, como él la llama. Que, por cierto, suena a la 'señorita Pepis'.

Ahora el 'escribidor' va a tener que remar muy fuerte y a contracorriente para no verse engullido por el circo mediático que se monta allá donde va su novia. De momento, ha decidido no acompañarla a primeros de septiembre a Nueva York para la rutilante fiesta de Porcelanosa. Bien para no dar espectáculo. Bien por miedo a que le confundan con otro de los invitados: Richard Gere.

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