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Lydia Valledor, en su salón con su hija.

En casa de... Lydia Valledor

Lydia ha dedicado una de las estancias a taller para diseñar sus trajes de novia y vestidos de fiesta

CARMEN DEL SOTO

Domingo, 31 de mayo 2020

Lydia Valledor, nuestra anfitriona de hoy, goza de doble nacionalidad por haber nacido en Santo Domingo, capital de la República Dominicana. País caribeño al que sus padres habían emigrado desde Asturias y donde comenzó a dibujar, de niña, sus primeros vestidos de novia. Con tienda y taller en el centro de Gijón, buscaba una vivienda en la que disfrutar de las vistas del Cantábrico y aprovechar así su luz y su influjo para continuar con su trabajo en el propio domicilio. La encontró en uno de los conocidos como 'edificios barco', anclados en la playa de Poniente, depositando todo su interés en hacerla cómoda, elegante y acogedora.

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Desde el recibidor, que forma espacio único con el salón, se aprecia que la combinación de objetos y recuerdos viajeros con tapicerías y lámparas son reflejo de su propia personalidad. Donde prima el gusto por un estilo colonial, según explica, y en donde ocupa lugar privilegiado un arcón que perteneció a su tatarabuela y constituye un legado familiar.

Visitando anticuarios dio con las lámparas que le gustaban; de una casa que se estaba desmantelando llegó un tapiz granadino; recuperó una balanza y una plancha de hierro de su abuela materna; y, en cuanto tuvo ocasión, se hizo con una vajilla de La Cartuja de Sevilla, «un antojo» por el que llevaba tiempo suspirando, explica.

Pasión por Balenciaga

Desde el sofá acolchado con la técnica capitoné, donde hojea un libro sobre Balenciaga, su diseñador favorito, Lydia se dirige a otra estancia fundamental en la vivienda: su taller casero. Con su mesa de corte y costura, sus rollos de tela, sus dibujos, su centímetro y sus tijeras... Cosas sencillas pero indispensables para dar rienda suelta a su creatividad, elaborando diseños para trajes de novia y vestidos de fiesta que son su especialidad.

El espacio, bien aprovechado, da cabida también a otra mesa más pequeña que es ocupada por su hija Lorena, que convive en el hogar y ha seguido los pasos de su madre en cuanto a vocación. Tras realizar estudios de diseño de moda en Madrid, se ha decantado por los tocados y los bolsos, habiendo lanzado ya su primera colección bajo su marca Nicieza.

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Los dormitorios, en tonos pastel y con un cabecero en hierro forjado en la habitación principal, completan junto a los respectivos aseos esta acogedora vivienda que ambas comparten con 'Bizcocho' y 'Tara', gatos por los que sienten auténtica debilidad.

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