Fallece la periodista Olatz Vázquez, un símbolo de la lucha contra el cáncer

La periodista vizcaína Olatz Vázquez, que hace un año relató al diario 'El Correo' su lucha contra el cáncer, falleció ayer a los 27 años. La joven,también fotógrafa, se convirtió en una abanderada de la enfermedad cuando el año pasado decidió contar su experiencia como forma de desahogo y también para denunciar cómo el coronavirus estaba afectando a la atención en la Sanidad. «Por la pandemia se han diagnosticado un 21% menos de casos», esgrimía.

«Estuve año y medio escuchando que no tenía nada grave», confesaba Vázquez a este periódico el pasado septiembre, cuando contó los pormenores de su día a día. Sufría un cáncer gástrico con metástasis abdominal. Se lo diagnosticaron el 9 de junio de ese año cuando ya estaba muy avanzado. Durante los 18 meses anteriores, ningún médico fue capaz de dar con su dolencia, pese a las molestias que ella tenía y que le habían hecho dar el paso de ir a consulta.

«Al principio eran gases, después malas digestiones, quizás dolores menstruales... Incluso estrés», le decían los galenos. Entonces vivía en Madrid, debía hacerse un hueco en el panorama laboral y trabajaba durante jornadas interminables. Pero las explicaciones no le convencían y el cansancio que la azotaba le obligó a cogerse una baja laboral.

En enero de ese fatídico 2020 volvió a su Vizcaya natal y pidió cita en Osakidetza confiando en que el sistema vasco funcionara mejor que el madrileño. Vino «con una maleta pequeña» y su doctor de cabecera le dio un volante para una gastroscopia pero no de urgencia. La sospecha era de celiaquía o de una gastritis. Cuando el 14 de marzo se decretó el estado de alarma su proceso volvió a pararse. Le aplazaron la prueba hasta junio.

Durante esas semanas, sus síntomas se agravaron y aunque acudió a Urgencias hasta en dos ocasiones no fue hasta el día de la gastroscopia cuando descubrieron el cáncer. En una semana la citaron para operarla. Entonces, la vizcaína empezó una batalla contra la enfermedad en la que decidió hacer público su caso. A lo largo de este tiempo fue informando en sus redes sociales de cómo iba todo a sus seguidores, que no la han dejado sola en ningún momento, con unos bellos autorretratos de su proceso.

Y es que la fotografía era una de las pasiones de esta profesional a la que el pianista James Rhodes regaló su cámara Leica. El músico la sorteaba entre sus seguidores de Twitter y Vázquez participó. Llevaba seis años autorretratándose y le envió cuatro de esas imágenes. Le encantaron y se convirtió en la vencedora del concurso.

Durante este año largo de batalla, la joven continuó con su afición y con un proyecto visual que bautizó como Minbizia (de min, daño, y bizia, agudo). Su trabajo llegó incluso al Festival Internacional de Fotografía de Belgrado.

Se sometió a una veintena de ciclos de quimioterapia que no dieron el resultado esperado. Tras el último, le ofrecieron cuidados paliativos, pero buscó otras opciones. El pasado junio fue aceptada en un ensayo experimental en el Hospital Vall d'Ebron en Barcelona. Entonces confesaba que su tumor era «grande y no operable», pero que no le tenía miedo a la muerte. En julio, el TAC reveló que los resultados «no eran buenos» y el tratamiento terminó.

Volvió a casa, a Bizkaia, donde estuvo ingresada en otro centro hospitalario casi un mes. El pasado 19 de agosto, cuando la mandaron a casa, y ante la preocupación de sus seguidores, actualizó su estado de salud. «Han sido semanas muy muy difíciles», confesaba. «Me he convertido en una persona totalmente dependiente de los míos, ya que vivo 24/7 conectada a alimentación parenteral y una vía nasogástrica, que es lo que me hace estar hoy aquí», relataba al tiempo que agradecía la preocupación, casi a modo de despedida. Pese a los cuidados médicos, su historia no ha tenido el final deseado.

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