La llegada del ferrocarril
POR ROMÁN ANTONIO ÁLVAREZ CONCEJAL DE CULTURA
Lunes, 1 de octubre 2007, 03:15
Avilés, 6 de Julio de 1890: Llega el Ferrocarril. Avilés, 6 de Marzo de 1901: D. Julián García San Miguel y Zaldúa, Ministro de Gracia y Justicia.
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Hoy parece que hablamos del ferrocarril como un problema, como un estorbo que perjudica y frena la modernización definitiva de Avilés. Frases como «la eliminación de la barrera ferroviaria» o palabras como «soterramiento» están presentes en medios de comunicación, en conversaciones, en declaraciones y debates políticos. Hay muchos ejemplos de ciudades que han preservado e integrado adecuada y razonablemente el ferrocarril en sus planes de futuro. Ese es también nuestro gran reto.
Pero en Avilés hubo un tiempo en el que se suspiró con vehemencia por el tren, que se luchó con denuedo y largamente para que llegase a nuestra ciudad y que, cuando al final se consiguió, todo el pueblo sintió profundamente en su interior que la ciudad había alcanzado la senda del progreso. El protagonista de esta historia, no exenta de auténticas y soterradas batallas, hoy es casi un desconocido para sus conciudadanos, a pesar de en aquellos tiempos fue considerado como un héroe. Tal es así que el logro le valió muchos años de protagonismo político al más alto nivel. Hablamos de Don Julián García San Miguel, segundo Marqués de Teverga.
La llegada a nuestra ciudad del ferrocarril fue un hito histórico que tuvo lugar el día 6 de Julio de 1890. La línea Villabona-Avilés había sido concluida y, a las dos de la tarde, partía de Oviedo el tren inaugural. La locomotora estaba engalanada con enseñas nacionales y guirnaldas de laurel y flores, y el convoy llegó a nuestra ciudad a las cuatro. Iban en el tren, en elegantes carruajes, más de trescientas personas invitadas. La gente expresaba en todos los pueblos de la línea, al paso del convoy férreo, el entusiasmo que sentía. En Villalegre la celebración fue espectacular, el paso del ferrocarril fue acompañado con vítores, cohetes, arcos alegóricos y música. En Avilés estaba prácticamente todo el pueblo esperando y, cuando la locomotora asomó su morro a lo lejos, los vítores fueron continuos, sobre manera los dedicados el Marqués de Teverga, artífice de la gran hazaña. Para expresar este sentimiento de gratitud por parte del pueblo avilesino, se construyó un magnífico arco de triunfo en su honor.
Por la noche se celebraron festejos populares, con iluminación eléctrica y bailes en la Plaza Mayor, así como el lanzamiento de fuegos de artificio. El Ayuntamiento invitó a las personalidades presentes en la ciudad a un espléndido banquete, presidido por el Marqués de Teverga, en el Teatro-Circo Somines. El local estaba adornado con plantas y flores, guirnaldas y pabellones de gasa, y telas transparentes. Las mesas, instaladas en la pista en dos grandes semicírculos, dieron cabida a más de doscientos invitados. En el escenario, decorado con flores y follaje, los músicos deleitaron a los asistentes con sus interpretaciones musicales. Asimismo, un coro de chicas cantó un himno alusivo a la inauguración efectuada y al Marqués de Teverga, que fue recibido en el local con una atronadora salva de aplausos. El menú fue servido por la casa Lhardy y a los postres fue descorchado champán. Con la primera copa, el Alcalde de Avilés, Don. Atanasio Carreño, tomó la palabra para dedicar un saludo de bienvenida a todas las autoridades e invitados presentes, así como una loa de agradecimiento a Don Julián García San Miguel. Le siguieron en el uso de la palabra el Alcalde de Oviedo, catedráticos de la Universidad y redactores de periódicos de Avilés, Oviedo y Madrid así como otros invitados, uniéndose todos ellos al júbilo que sentía la ciudad por el logro conseguido y haciendo votos por la unión de los pueblos asturianos. A continuación tomó la palabra el Marqués de Teverga, dando las gracias por la magnífica muestra de respeto y cariño que le había otorgado el pueblo avilesino y haciendo después el relato de las penalidades y trabajos que había tenido que pasar para conseguir, al fin, la conexión férrea que ahora se inauguraba. Mas tarde hizo votos para que esta obra, junto con otras que Avilés necesitaba y entre las que destacó, con singularidad, la referida a su Puerto, puedan dar riqueza y prosperidad a la villa asturiana y a toda la región. A continuación levantó la copa y realizó varios brindis: El primero por la empresa del Norte constructora de la obra; en segundo lugar por el Conde de Sizzo, constructor del ferrocarril; luego por el Señor Larrañaga, ingeniero constructor de las obras del Puerto y, por último, alzó su copa por la prensa, a la que atribuyó en gran parte la realización de obras y reformas y, en definitiva el progreso de Asturias. Después del discurso, que fue interrumpido en numerosas ocasiones por encendidos aplausos, siguió la fiesta que continuó hasta la una de la madrugada del día siguiente.
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Puerto y ferrocarril; ferrocarril y puerto; un binomio que permanece inalterablemente unido al devenir de los tiempos en nuestra ciudad. Y el guiño del político astuto a los medios de comunicación, reconociendo, ya en esta época, la importancia del que luego sería llamado cuarto poder.
Nombramiento
Pero no es esta la única gran efeméride protagonizada por Julián García San Miguel y sentida como propia por el pueblo que lo vio nacer. En Madrid, a 6 de Marzo de 1901. Julián García San Miguel, segundo Marqués de Teverga, era nombrado Ministro de Gracia y Justicia. Al día siguiente salía publicado su nombramiento en el BOE. El ocho de marzo de 1901, en las Consistoriales de Avilés se celebra Pleno ordinario de la Corporación presidido por el Alcalde Don Florentino Álvarez Mesa, el gran baluarte y aliado del Marqués en nuestra ciudad. Después de tratar diferentes asuntos, el Alcalde-Presidente toma la palabra para informar a los Concejales que, a consecuencia del cambio político que acababa de realizarse en el país y que implicaba la llamada al Gobierno del partido Liberal, se había procedido al nombramiento de nuevos Ministros, recayendo la Cartera de Gracia y Justicia en un avilesino, el Excelentísimo Señor Don Julián García San Miguel, Marqués de Teverga
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El nuevo Ministro, tan pronto como juró el cargo, tuvo a bien dirigir a la Alcaldía de su ciudad el telegrama que literalmente decía lo siguiente:
«Concluyo de jurar el cargo de Ministro de Gracia y Justicia y mi primer acto es saludar a usted y a esa dignísima Corporación poniéndome por completo a la disposición de ustedes y del pueblo que tengo el honor de representar»
El Alcalde le contestó con otro telegrama:
«Este Ayuntamiento tiene en gran estima que el primer paso de usted después de jurar el cargo de Ministro haya sido para saludarlo y ofrecerse a él, lo mismo que al pueblo que tan bien representa. Nuevamente le felicito en su nombre y en de la Corporación Municipal que tengo el honor de presidir. Florentino Mesa».
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En Avilés se conoció el nombramiento poco después de producirse y de forma inmediata comenzó una gran fiesta organizada por el Ayuntamiento. Se dispararon cohetes desde los balcones municipales, engalanados con banderas nacionales a las que se unieron guirnaldas y colgaduras; recorrió las calles la Banda de Música inundando de notas y acordes los parques y las avenidas de la ciudad. Por la noche, desde el edificio Consistorial profusamente iluminado, nuevamente se dispararon cohetes y fuegos de artificio en los intermedios de la gran verbena organizada en la Plaza, que fue amenizada por la Banda de Música municipal y a la que fue invitada y acudió en gran número la ciudadanía avilesina.
Así sucedió y así se lo cuento a ustedes.
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