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De izquierda a derecha, Eduardo Fernández (Los Pomares), Salvador Ondo (El Mallu), Wilkin Aquiles (El Mallu), Pablo Álvarez (Alberto), Jeison Franco (El Madreñeru) y Jonathan Trabanco (Manolo Jalín), los protagonistas del concurso de escanciado de ayer en la plaza Mayor de Gijón.

Los amos del culín

Pablo Álvarez, de la ovetense sidrería Alberto, y Eduardo Fernández, de los Pomares, se coronan en el concurso de escanciadores

laura barrero fraguío

Viernes, 26 de agosto 2016, 04:24

Si ya de por sí echar un culín es todo un arte hay quien lo hace mejor que nadie. Pablo Álvarez, que ya sabe lo que es ser campeón de Asturias de escanciado en 2011, se coronó ayer por la tarde como mejor escanciador del Campeonato Oficial de escanciadores de Gijón, en la plaza Mayor. «Ganar en Gijón siempre es una de las cosas más grandes que se puede conseguir, es algo muy importante para cualquier escanciador que se precie», reconocía el feliz ganador. Quién sabe si su premio se debe a su concentración, y es que el escanciador de la sidrería Alberto mantuvo a toda la plaza en vilo. Una serie de manías o «técnicas», como él prefiere llamarlas, hicieron que la tensión del concurso no se disipase hasta el último culín. Escoger la botella exacta entre varias de la caja y acalarar con agua los vasos para «quitar la espuma residual del anterior escanciador», fueron algunos de los, por lo visto, acertados gestos del campeón.

La competición, con «un nivel muy exigente», contó con la participación de 33 rivales, veteranos y aficionados. Algunos de estos últimos llegaron a inquietar a los escanciadores que se peleaban por los primeros puestos. Por detrás de Pablo Álvarez quedaron, en segundo lugar, Wilkin Aquiles, de la sidreria El Mallu; el tercer puesto fue para Salvador Ondó, de las sidrerías El Mallu, que gracias a este resultado sigue manteniéndose al frente de la clasificación general; el cuarto lugar lo ocupó Jeison Franco, de El Madreñeru, de Pola de Siero; y el quinto, Jonathan Trabanco, de la sidrería Manolo Jalín.

El premio a mejor escanciador en la categoria local se lo llevó Eduardo Fernández, de la sidrería Los Pomares. «Es lo mejor, no me lo esperaba para nada, voy a ir a trabajar como loco ahora», contaba alegre el chigrero, que llevaba presentándose más de nueve años a este concurso.

Felicidad no le faltaba a ninguno de los galardonados, pero tampoco al fiel público que a pesar de la lluvia, que empezó a caer a eso de las 19 horas, aguardó bajo paraguas y toldos para aplaudir al mejor escanciador de este año. La tarde de ayer también sirvió para entregar otros premios, como el de la Etiqueta más guapina, que se lo llevó el Llagar de Trabanco; y el de la categoría juvenil, para Alexandra Castellanos, que con 9 años ya apuntaba maneras.

Alegría en la plaza y entre los participantes, que una vez conocidos los resultados participaron en un escanciado simultáneo como el que se vivirá mañana en la playa de Poniente. Culinos uno detrás de otro y chin-chin para celebrarlo si Pelayo no pone pega al brindar con sidra.

Culinos para todos escanciados por los protagonistas de las tarde y gritos de ¡Puxa Asturias! en una joranada inigualable, y en especial para el también ganador de la tarde, porque ayer también ganó la cultura, ganó algo muy nuestro, la sidra. «Si llevamos celebrándolo 25 años, seguiremos haciéndolo muchos años más», anunciaba Enrique Tuya, uno de los organizadores del campeonato, patrocinado a su vez por el Consejo Regulador de Sidra de Asturias, Caja Rural, y del que EL COMERCIO es diario oficial.

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