«En mi época la gente jóven era la que se movía por conseguir cosas»

Alejandro Romero (1944) lleva desde 1988 siendo el presidente de la asociación vecinal Los Ríos-Contrueces, aunque su llegada a la misma se remonta a 1977, año de su fundación. Tras haberse cerrado el pasado 24 de febrero el plazo para presentar nuevas candidaturas a la presidencia y no obtenerse ninguna nueva propuesta, continuará dos años más como líder vecinal.

-Lleva más de tres décadas como presidente, ¿le hubiese gustado conseguir un relevo?

-Me gustaría que se hubiese presentado alguien pero tampoco me importa tirar de esto otros dos años, aunque muchos más tampoco. Necesitamos que la gente joven se anime.

-¿No hay jóvenes que se impliquen?

-No, la gente joven pasa de las asociaciones. En mi época los jóvenes éramos los que movíamos todo y luchábamos por conseguir cosas, pero ahora no es así. Igual la culpa es nuestra que no hemos sabido llamar su atención.

-¿Cree que ese puede ser el motivo?

-No lo sé. Igual es que ahora tienen tantas cosas que hacer que no tienen tiempo para interesarse por esto. Cuando yo era joven teníamos la mejor asociación juvenil que había en Asturias y no logramos conseguir un relevo.

-¿Esa falta de relevo puede ser un problema para la continuidad de la asociación?

-Sí. Es una de nuestras mayores preocupaciones, que no haya juventud que luche por las cosas de las que va a disfrutar en el futuro.

-¿Qué más le preocupa?

-Hay varias cosas. El centro de salud de Contrueces, por ejemplo, es una pena. Fue uno de los primeros de Gijón, con un gran equipo de profesionales que funcionaba de maravilla, pero hace cuatro o cinco años nos quitaron las urgencias y dejó de abrir por las tardes. Con la pandemia fue aún a peor.

-¿Hay falta de personal?

-Sí. Vienen pacientes de La Camocha y también de Nuevo Roces y no hay personal suficiente. La última vez que llamé me dieron cita para más de una semana después. Además, no cogen el teléfono.

-¿Y aparte del centro de salud?

-Otra cosa que nos urge sería el asfaltado de la calle Río Nervión. Se aprobó hace tres años y aún seguimos esperando por ello. Está llena de baches y vinieron del Ayuntamiento a verla pero sigue sin arreglarse. También los juegos infantiles del parque de Las Palmeras.

-¿Qué le ocurre al parque?

-Pusieron una maleza que no va con el entorno y llegó a haber hasta ratas deambulando por ahí. Mandaron quitarlo y poner caucho, pero tampoco lo han hecho.

-Después de tantos años al frente, ¿cuánto cambió su barrio?

-Por completo, no es ni su sombra. Antes la gente tenía miedo a vivir aquí, había mucha droga. Cuando decías que vivías aquí, hasta se asustaban. Y todo eran caminos de barro, para bajar al centro había que ir en madreñes y las dejabas escondidas a la salida del barrio y luego las volvías a coger a la vuelta.

-¿Cómo lo ve ahora?

-Ahora bien, conseguimos muchas cosas. Por ejemplo, toda la remodelación del parque de Las Palmeras, que es uno de los más bonitos de Gijón y nosotros participamos hasta en el diseño.

-¿Cuáles fueron los mayores logros?

-Hubo muchos. La carretera del Obispo era un camino de piedra, se asfaltó entera, se le pusieron canalizaciones y se acabó convirtiendo en un eje comercial para el barrio.

-¿Alguno más?

-La escuela infantil, que ya está en funcionamiento y va a la perfección. También conseguimos conservar los dos colegios del barrio. Hubo una época que querían quitarnos uno porque había pocos niños pero ahora hay mucha gente joven.

-¿Está satisfecho con lo conseguido?

-Sí. Hubo logros muy buenos, son cosas muy grandes que te prestaba ver que se hacían realidad.

-¿Alguna espina clavada?

-Bueno, siempre hay cosas que mejorar. Es cierto que aquí no tenemos instituto. Dependemos de la Laboral, del de Montevil o de Roces. Había unos terrenos que nos plantearon que se iba a dejar para hacerlo pero al final no salió.

-¿Ve posible conseguirlo?

-Sería algo fuera de serie. Estoy seguro de que si lo hicieran tendría una labor muy grande. Hay muchos niños y cuando van al instituto son muy pequeños para tener que irse hasta la Laboral, por ejemplo. Además no tienen transporte escolar para llegar, es un lío.

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