«Amigo, de aquí no salimos. Se acabó»
Relato de un naufragio. José Ángel Bango explica cómo fue el vuelco de la lancha en el que perdió la vida su amigo Jorge Díaz y a punto estuvo de costarle la suya
MARCO MENÉNDEZ
Martes, 3 de agosto 2021, 01:00
Estremece escuchar en palabras de José Ángel Bango cómo fue el accidente del pasado viernes en el que volcó su lancha, ante 'La madre del emigrante', y le costó la vida a su amigo Jorge Díaz y a punto estuvo de costarle la suya. Estaban pescando, chipirones, a cebo, con el motor apagado. Entonces, la mar les traicionó. «El tiempo no cambió. Lo que cambió fue la mar. Se empezó a levantar aire. En esa esquina de la punta, como cambie la mar, en dos minutos te vuelca. Así de claro. Y fue lo que ocurrió». Habla con voz firme, serena, pero reconoce que «soy una persona que no exterioriza lo que siente, pero estoy deshecho».
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Y prosigue con el relato: «Yo vi venir el primer cachón y no venía roto. Y dije, 'Jorge, hay que salir de aquí'. Él me dijo, 'salimos ahora'. Pero el siguiente cachón ya venía roto, con mucha altura y vi que nos iba a volcar. Miré para Jorge y me cogí al carel (borde donde se fijan los remos) y sacó la lancha volando». Su instinto le hizo reaccionar, pues, «cuando iba a caer, me solté, porque si me da un golpe en la cabeza allí me quedo. Tuve mucha suerte. La mayor tabla que quedó era como una banqueta. Me agarré a ellas, pero se hundían».
Tras el primer embate de la mar no se olvidó de su compañero, de su amigo de toda la vida. «Con el primer golpe, yo salí volando y él cayó al agua. Miré para atrás y le dije 'amigo, de aquí no salimos. Se acabó'. El me dijo, 'tira p'alante, tira'. Ya no le vi más, porque otra ola me tiró 20 metros más adelante». Desde ese momento, José Ángel Bango tuvo que luchar por su vida con todo lo que tenía. «Me quité los playeros, los pantalones y la camisa, porque, si no, te vas para abajo. Estábamos a más de 200 metros de la playa y tuve la suerte de que nadé lo que pude y luego me hacía el muerto, intentando relajarme. Pero cuando coges hipotermia lo que tienes que hacer es no parar y yo no podía más. Además, se añade la tensión que tienes, porque sabes que te puedes morir allí».
Tuvo un golpe de suerte y fue, precisamente, otra ola la que le dio una oportunidad. «Vino otra ola y tuve la suerte de que al caer toqué piedra y dije, esta es la mía». Bango sabía que frente a 'La lloca' hay una roca en pico que en un lado hace como una cuna. «Me agarré al picu, pero cada golpe de mar me levantaba como un papel de fumar», y muestra las heridas que le dejó en prácticamente todo el cuerpo.
Cuerpos de élite
En ese momento crucial llegó la ayuda. Apareció una moto acuática de los salvamentos de la playa, con un joven rescatador, de solo 20 años. «Esi guaje ye un crack. No dudó. Estaba la mar como una montaña. Me miró y me dijo, 'a ti te saco yo'. Me tiró en la camilla de la moto y él encima de mi, apoyado». Pero también el conductor de la moto tuvo que actuar con decisión, pues «vino una ola muy alta y la atravesó, salimos volando. Estaba la cosa muy fea. Una cosa es contarlo y otra estar allí». José Ángel Bango, que el domingo ya mostró su agradecimiento al equipo de salvamento de la escalera 12 de la playa de San Lorenzo y al equipo de Bomberos de Gijón, lo tiene muy claro: «Son los cuerpos de élite de la ciudad. Es gente muy preparada y se merecen un agradecimiento, porque se exponen y salvan vidas».
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Bango fue trasladado al Hospital de Cabueñes, pero la mañana del sábado pidió el alta voluntaria. Él se reafirma en esa decisión. «No me querían dar informes sobre Jorge». Solo quería que le dijeran «si está vivo o muerto, o dónde está». Apunta que, «si pierdo a una persona, sea quien sea, lo primero que me preocupo es saber dónde está. Y luego, si tengo que ir al hospital, voy y me tiro allí aunque sea quince días. Pero primero tenía que hacer eso».
Jorge y José Ángel eran amigos desde los nueve años, desde que comenzaron a compartir juegos en el barrio de El Llano. «Te lo juro, prefería haber muerto con él. Te lo digo de corazón», explica con firmeza este hombre que, pese a lo sucedido, volverá a la mar.
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