Ángela Gil, la perpetua sonrisa de APTA

Acababa de celebrar con su familia su 47 cumpleaños. Hizo años el 21 de abril, el viernes, y falleció en su casa apenas 24 horas después en un accidente difícil de digerir para cuantos querían a Ángela Gil, que son legión. Porque esta mujer de gigantes ojos azules y sonrisa perpetua se hacía querer. Licenciada en Educación Especial por la Universidad de Oviedo, hacía años que trabajaba como educadora en el Centro Vistaverde de APTA. Allí ponía todos sus conocimientos, pero también todo su corazón para apoyar a los usuarios de los talleres ocupacionales, que la adoraban. Ellos eran su motor junto con su familia, a la que estaba muy unida. Ángela tenía un hijo, Guillermo, un veinteañero que ayer en el tanatorio recordaba a su madre con una sonrisa «con esa cara con la que me miraba siempre». Con él vivía y por él luchó toda su vida, siempre codo con codo junto a su madre y su única hermana, Lorena Gil, exdiputada de la Junta General del Principado por Podemos y una de las impulsoras fundacionales en Asturias de la formación morada.

Ángela también había encontrado el amor en su compañero, Javier Muñiz, con el que formaba un tándem sólido y una pareja feliz junto a su hijo y los de él, que, como tantos, también tenían en ella un apoyo, una amiga.

Reza la esquela de Ángela Gil, en su parte superior, una frase: «Un ser de luz que nos acompaña siempre». Y es probablemente la luz lo que mejor definía a esta mujer buena hecha a sí misma, que se empeñó en ser feliz y lo logró no sin pocas dificultades. Una educadora especial de personas especiales que salió de las aulas del IES Calderón de la Barca y que tenía en viajar una de sus grandes pasiones.

Hace pocos meses volvía entusiasmada de París y en verano siempre caía una escapada a alguna playa remota. En la montaña y la costa asturianas también estaba su horizonte y, si se perdía, lo hacía en Peón, en la finca familiar, entre pomares. Hoy será despedida en un acto a las dos de la tarde al que no faltarán «sus chicos» de APTA en el tanatorio de Cabueñes, donde ayer numerosísimos amigos acompañaron consternados a su familia. El sábado se celebrará un funeral en su memoria en la iglesia de San Salvador de Deva, a las cinco de la tarde.