La asturiana que celebra sus cien años volando: «A mi edad hay que ser aventurera»
Josefina Cubillas se montó en un aeroplano a 15.000 pies de altura para festejar su cumpleaños: «¡Qué guapo se ve todo desde el aire! Si llego a los 101, repito», decía al pisar tierra
Cumplir 100 años ya es todo un hito, pero si se hace a más de 15.000 pies de altura es «un momento inolvidable, pero yo no me pongo nerviosa». Así lo cuenta la propia Josefina Cubillas, quien este lunes primero de septiembre ha hecho esta hazaña. El reloj marcaba las diez y media de la mañana cuando Josefina llegaba al aeródromo de La Morgal para surcar el cielo asturiano por segunda vez de mano del experto y amigo piloto belga Philippe Foerster.
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«Nadie sabe de dónde le viene esta pasión por volar porque hasta cerca de los años 80 no salió de su pueblo, Puelles, donde ejercía de costurera», confiesa su hija María Jesús. Fue entonces cuando Josefina viajó hasta México, país en el que vive mucha familia. Comenzó después a trabajar de auxiliar de enfermería en el Hospital Universitario de Cabueñes y se mudó a vivir al barrio gijonés de Ceares, en concreto a la calle Quevedo, donde aún sigue viviendo.
Antes de emprender esta aventura sus sobrinas le preguntan: «¿Estás segura, Josefina?», y ella no duda ni un ápice en decir: «por supuesto». Josefina sufrió hace unos años un ictus y eso le ha reducido la movilidad por lo que va siempre apoyada en su cayado. «Aparte de eso y de una pérdida auditiva está hecha una chavala», dice orgullosa su hija María Jesús. «Venga, que no tengo todo el día, vamos a volar», apremia Josefina llena de vitalidad. Y para muestra un botón, que ayer estuvo de fiesta en su pueblo, Puelles (Villaviciosa), y con esta es la segunda vez que se monta en este aeroplano, aunque este año es «más especial aún porque en unos días hago 100 años, eso no ese puede decir todos los días».
Imparable y decidida, Josefina se sienta en el asiento de copiloto, se coloca los cascos y dice hasta luego a su familia y 'Happy', la perrita de su gran amiga y esposa del piloto, María Antonia Cardalda. El aeroplano se mueve y antes de despegar, con un gran sonrisa evía un beso a EL COMERCIO.
El vuelo dura unos 45 minutos. «Ha sido muy corto. ¿Ya se acabó y me tengo que bajar?», comenta Josefina al pisar tierra. «Ha sido fantástico. Es una mujer increíble. No paraba de preguntar por qué estábamos sobrevolando. Hemos tenido algunas turbulencias por el viento pero ella era feliz a más de 15.000 pies de altura y viendo su querida Asturias, una tierra muy especial también para mi. No tuvo miedo en ningún momento», asegura Foerster.
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«Es que a mi edad hay que ser aventurera. ¡Y qué guapo se ve todo desde el aire! Pasamos por el Monte Naranco, El Cristo, el Mar Cantábrico se ve increíblemente precioso. Gijón es guapísimo y Villaviciosa y Puelles, una maravilla», narra Josefina, para quien el vuelo se le hizo «hasta corto. Yo por mi seguía volando mucho más tiempo. Y en quince días repetía», le sugiera a su amigo el piloto. «En quince días no, pero para el próximo cumpleaños sí; prometido», le contesta Foerster, que lleva volando desde los 15 años. El sueño de Josefina es llegar a los 101 años, «por ver a mi familia crecer y seguir sanos y que me cuiden tan bien y por supuesto porque volveré a volar de nuevo».
EL 22 de septiembre es el día oficial, el gran día en el que Josefina Cubillas cumple cien años. Más de sesenta familiares se reunirán el domingo 28 de septiembre para brindar y celebrar esta gran efeméride. «Porque ella siempre nos ha cuidado y querido y se merece todo», celebra su hija.
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