Club Atlético Gijón en 1967: Rebaque,Carneado, Del Riego, Daunese, Zapata,y Fombella. Abajo: Dorado, Javier, Cabichu, Olay yToñín.
De Somió a Cimadevilla

Benito Rebaque

Un buen guardameta convertido en admirable escritor

Janel Cuesta

Gijón

Lunes, 3 de noviembre 2025, 01:00

Hay una opinión generalizada, no exenta de cierta lógica, de que los jugadores de los equipos de las diferentes modalidades deportivas que tienen 'el valor' ... de defender sus respectivas porterías, y que en los primeros años durante el nacimiento de lo que ahora llamamos fútbol, se conocías como 'goalkeeper' y más tarde ya pasó a ser el guardameta y también muy posiblemente el nombre más acertado de cancerbero, si tenemos en cuenta la mitología que nos lleva al perro de tres cabezas que guarda la puerta del infierno porque menudo 'infierno' que se organiza ante los valientes y ágiles porteros a los que por añadidura no se les perdona un solo fallo.

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Bueno, no era la intención divagar sobre la sabida responsabilidad de un portero, ya sea de hockey, balonmano o fútbol, que sería el caso de nuestro personaje de hoy, sino más bien dejar constancia de que a estos deportistas se les atribuye un temperamento, un poder de concentración y una mentalidad muy especial que los hace –o ya son de nacimiento– muy diferentes al resto de sus compañeros de juego. Y todo este preámbulo nos vino a la mente al conocer la obra literaria de Benito Rebaque Prieto que, si bien su vida deportiva transcurrió defendiendo las porterías de los equipos de fútbol donde llegó a jugar, durante esa etapa juvenil y profesional, en nada hacía presagiar el talento literario y de investigador que llevaba dentro.

Benito, siempre 'Rebaque' en el deporte y en la vida, nació en Astorga el 5 de enero de 1946. Un buen día de Reyes, sin duda alguna, para el matrimonio formado por Antonia Prieto Castillo y su esposo Benito Rebaque Martínez, maestro industrial en los talleres de la Renfe. Su primer colegio fue con los Hermanos de La Salle, para luego cursar el Bachiller Superior en el Instituto, donde ocasionalmente participó en un concurso de relatos con una historia sobre un corrector de prensa llamado 'El Lupa', ganó el primer premio y 50 pesetas, algo que ahora recuerda como un dato significativo, así como el primer libro de versos que le regaló su padre en un cumpleaños.

Entretanto el jovencísimo 'Rebaque' ya paraba balones jugando en el patio del colegio, en el instituto y en el equipo infantil del Astorga, cuyas actuaciones le llevaron al juvenil de la Cultural Leonesa y llegó a formar parte de la Selección Juvenil de la Federación Oeste; pero al decidir venir a estudiar Peritaje Industrial a Gijón, dejó el fútbol a un lado hasta que se encontró con Canales, jugador del Candás C.de F., que le reconoció y se lo llevó con él al equipo de Carreño que por entonces entrenaba Emilio Menéndez, hijo a su vez de Aurelio Menéndez, que era presidente del Real Gijón de entonces y dueño de la famosa librería La Escolar. Fichó por el Sporting que entrenaba José Luis Molinuevo dos años más tarde, donde se encontró con excelentes porteros como Solana y García Cuervo, por lo que solo jugó partidos amistosos y formó parte del Club Atlético Gijón que entrenaba Manolo Badás, alineándose con el Real Gijón de aficionados fueron campeones de Asturias y luego eliminados en el Campeonato de España por el F. C. Barcelona en la semifinal del año 1966 en un equipo que formaban Laso, José Manuel, Federico, Tati Valdés y Reinares entre otros. Siguió perteneciendo al Real Gijón (Sporting) hasta que llegó la hora de cumplir con el Servicio Militar que le llevó de nuevo a Astorga, lo que unido a ciertas discrepancias con el entrenador Román Galarraga, decidió abandonar el balompié para dedicarse al estudio y opositar a. banca, por lo que ingresó en el Bankunión, situado entonces en la calle Álvarez Garaya. Tras unos años en el Departamento Comercial, fue director de la sucursal de La Calzada durante cinco años, pasó otros cinco a dirigir la oficina de Oviedo y en el año 2006 volvió a Gijón al frente de la oficina principal de dicho banco, donde permaneció hasta su jubilación.

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Parodia en verso

Nuestro singular y exitoso personaje de hoy, ya jubilado de la banca, y disfrutando de los dos hijos, Susana y Pablo, de su matrimonio con la gijonesa María Florentina Mora Fombona, trabaja intensamente en un nuevo libro que esperamos con sumo interés, seguros de que no defraudará a sus ya incondicionales lectores. Y volvemos al principio, significando que, una vez más, un valiente defensor de una portería, lo mismo es capaz de parar un penalti que evolucionar con el paso del tiempo para sorprendernos con una extraordinaria obra literaria.

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