«Está muy bien que la bendigan. Es una más y nos hace mucha ilusión»

Es la víspera del día de San Antón, patrono de los animales, y la parroquia de San Juan XXIII de Viesques no ha desaprovechado la ocasión. Como ya se realizó anteriormente en otros puntos de la región, ha celebrado su primera bendición de mascotas.

Aún no habían dado las doce menos cuarto de la mañana, hora a la que estaban citados los animales, y a las puertas de la iglesia aguardaban a ser bendecidos una gran variedad de ellos. Tortugas, hámsters, gatos, perros e incluso algún que otro peluche.

El párroco de Viesques y precursor de esta iniciativa, Andrés Fernández, ha realizado un pequeño oficio previo a la bendición en el exterior en el que ha valorado este acto como una forma de agradecer y valorar a los animales. «Debemos darles las gracias por la compañía y el cariño que desprenden hacia nosotros cada día», ha señalado.

Una de las protagonistas más curiosas de la jornada fue 'Vicky', una perra de seis años a la que sus antiguos propietarios tiraron de un coche en marcha. Un trágico episodio cuyo recuerdo aún permanece en su piel en forma de cicatrices. Cuando Ángel Muñiz y Mara da Casto, sus actuales dueños, conocieron su historia a través de redes sociales no dudaron ni un minuto y partieron hacia Pamplona en su búsqueda. Aún no habían tenido la ocasión de bendecirla y no quisieron perderse esta oportunidad. «Nos enteramos por Internet y no dudamos en venir con ella, presta mucho que se hagan estas cosas», señalaba Muñiz.

Adrián Gomara, de ocho años, acude a la parroquia de San Juan XXIII a catequesis y este verano realizará en ella su primera comunión. Cuando se enteró de la bendición de mascotas no dudó en llevar a 'Xana', una golden retriever de cuatro años a la que Gomara considera «un miembro más de la familia». «Está muy bien que la bendigan, para nosotros es una más y nos hace mucha ilusión», señalaba su madre, Diana Bravo.

Al finalizar el oficio y la bendición el párroco se ha mostrado satisfecho con la acogida. «Pensé que igual venía menos gente al ser algo nuevo, pero estuvo muy bien», ha señalado. Además de agradecer a las mascotas ese cariño incondicional, Fernández pensó en esta idea con otra intención, acercar a la gente del barrio a la parroquia. «La iglesia no solo se circunscribe a los muros de dentro, hay mucho más. Esto es un gesto de cariño hacia todos, creyentes y no creyentes, y también una forma de que venga gente que no frecuenta la parroquia», ha destacado.

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