«Me va a costar mucho pasar por delante y no entrar», se despide Ataúlfo
La emblemática sidrería cierra tras 41 años con la tristeza de los clientes, que quisieron agasajar al hostelero y a su esposa el día de su jubilación
Dice Ataúlfo que hoy va dar «un paseín por el Muro, si el tiempo lo permite», pero que sobre todo, entre esos planes previstos, le ... va a costar «mucho» no entrar por la puerta de la que fue su segunda, o primera, casa desde que abrió hace 41 años. Porque pasar, va a pasar por delante. Vive en el portal de al lado.
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Cambia de vida, pero la hostelería la seguirá llevando dentro. Ayer quería que fuera un día más en su emblemática sidrería, pero no lo consiguió. Decenas de personas, sus clientes de toda la vida, se acercaban para despedirle y llorarle. Para ellos también se cierra una etapa.
«¿Cómo no iba a venir a darte un abrazo el último día? Decía nada más entrar Jesús de Prado, que ya lo anunció: «Venimos tres generaciones». Padre, hijo y nieto. Todos clientes y para quienes Ataúlfo ha sido parte de sus vidas. «Yo lo conocía de la etapa del Miqueletos, en La Arena. Y hasta hoy...», dice Jesús, junto a su hijo Nacho y su nieto Álvaro. Junto a ellos, otros muchos fieles, vaso de sidra, vino o cerveza en mano, brindando por la nueva vida de Ataúlfo y su mujer Rosario Vitienes, el alma de la cocina del establecimiento. «Tengo la piel de gallina, iba a ser un día más, pero claro, la gente quiere despedirse y eso emociona muchísimo», aseguró la mujer. Su marido apunta: «Ahora mi nieto ya me dice que no tengo excusa para no ir a verlo jugar al fútbol», intenta sonreir Ataúlfo mientras la emoción le empaña los ojos y recibe abrazos y buenos deseos.
Para colmo, o no tanto, porque sus hijas ya le habían animado a poner esa fecha como límite, hoy Ataúlfo Blanco cumple 74. Va a ser una efeméride «rara, pero necesaria». Sus últimos achaques de salud han acelerado una marcha, «que tenía que llegar tarde o temprano». El local, traspasado a Sidra JR, abrirá de nuevo las puertas el viernes, con nuevo rumbo pero manteniendo el nombre y mostrándose fiel a su esencia. Ataúlfo se mantendrá fiel a la suya y a la huella dejada en los gijoneses. Feliz vida Ataúlfo.
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