La fiesta se quedó en las terrazas del centro
En un final de Semana Grande en el que tampoco hubo Restallón, los gijoneses se aferraron al vermú y a las escasas horas de playa
P. SUÁREZ / M. MENÉNDEZ
GIJÓN.
Domingo, 16 de agosto 2020, 00:29
Tras una noche sin Fuegos, la ciudad se despertó con la misma normalidad atípica en la que lleva instalada durante toda la Semana Grande. No hubo la tradicional Danza Prima en la playa de San Lorenzo ni el Restallón encargado de clausurar la celebración. En su lugar, las terrazas sirvieron como trinchera a todos los gijoneses que se negaron a renunciar por completo al festejo. El mismo arenal en el que el año pasado centenares de personas se congregaron para bailar al mismo son lucía ayer tomado por bañistas y familias que decidieron aprovechar los escasos rayos de sol que ofreció la mañana del sábado. La imagen, que no difería de la de cualquier otro día del verano, redondeaba la sensación de que este año no entrará en la cuenta para muchos ciudadanos. «Por ahora es lo que hay. No queda otra que pensar en que el año que viene será distinto y podremos disfrutar de una Semana Grande en condiciones», comentaba, esperanzada, una pareja que paseaba por El Muro.
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Sin actividades y con las aglomeraciones prohibidas, las zonas de terraza se llevaron el premio, sin prácticamente mesas disponibles. Espacios como el parque de Begoña -donde sí se mantuvo el tradicional concierto de la banda local-, la calle homónima y la plaza del Marqués registraron una gran afluencia durante la mañana.
«A estas horas otros años solíamos estar durmiendo, pero con los nuevos horarios nos hemos animado a tomar el vermú», afirmaba un grupo de jóvenes en referencia a las restricciones dictadas por las autoridades sanitarias, que obligan a los locales de ocio a cerrar a primera hora de la madrugada.
Pero aunque hoteleros y hosteleros de la zona centro de la ciudad están logrando buenos resultados, no ocurre lo mismo en los barrios, donde la bajada de ventas es importante. Así ocurre, por ejemplo, en El Llano, donde los restaurantes tuvieron estos días un 10% menos de actividad que el año pasado. Arturo Suárez, responsable de El Camín Encantáu, asegura que los locales del llamado 'barrio de la sidra' están «desesperados». De dos turnos de 30 mesas el día de Begoña de 2019 pasaron ayer a tan solo cuatro mesas reservadas. «Este es un barrio obrero y apenas hay gente, porque para ver ambiente se van al centro o a fincas de familiares fuera de Gijón», asegura.
«Los turistas comen fuera»
Pero además tampoco han llegado de fuera los visitantes habituales de otros veranos. «En esta zona hay muchas segundas residencias de gente de Langreo, pero están desaparecidos. Lo mismo ocurre con la gente que venía de Bélgica, Francia o Suiza a ver a sus familiares. No hay nadie», apunta Suárez. Señala además cómo los turistas «vienen con el hotel y las excursiones contratadas y ya no comen en la ciudad».
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