Flor Guardado: «Gijón no será Baleares, pero aún tiene potencial como destino náutico»

Pasó su infancia mirando a la mar desde la calle del Castro Romano y hace quince años que lo hace desde su despacho de la dirección del Puerto Deportivo. A Flor Guardado (Caracas, 1963) le gustaría no abandonarlo sin antes haber contemplado más ambiente náutico y «vidilla», y no solo nocturna, en esta parte de la ciudad.

-Antes de que llegara la pandemia, ¿en qué situación se encontraba el sector? ¿Llegó a remontar a niveles previos a la crisis?

-Tras la crisis, antes de la actual crisis sanitaria, a nivel nacional se estaban recuperando las matriculaciones y licencias federativas. Nosotros aún no habíamos percibido esa mejora. En cambio, curiosamente durante la pandemia creció la venta de embarcaciones. El confinamiento animó a aquellos que llevaban tiempo posponiéndolo.

-¿Qué lugar ocupa Gijón entre los puertos asturianos?

-Sigue siendo el primero. Es normal: está mejor ubicado, tiene más plazas disponibles, cuenta con muchos servicios de los que carecen otros... Es el que más se diferencia del resto en muchas cosas.

-También en el precio.

-Sí, es más caro porque es privado y aúna muchos servicios.

-¿Qué carencias tiene?

-A nivel de infraestructuras, nos gustaría tener más plazas de gran tamaño para poder recibir barcos más grandes, principalmente catamaranes, ya que no hay otros puertos asturianos con esa capacidad. También invertiremos, a partir de septiembre, 60.000 euros en renovar los pantalanes. Y prepararemos alguna zona más para empresas que quieren hacer otras actividades: ya hay tres operando y una cuarta ha solicitado espacio.

-Este verano, el turismo náutico ha crecido en muchos puertos de todo el país. ¿Se puede aplicar también aquí?

-En nuestro caso, no. La pasada temporada tuvimos 716 barcos en tránsito y esta hay 263. Habitualmente vienen veleros procedentes de Francia, con gente mayor, jubilada. Pero ahora ha cambiado sustancialmente el perfil. Este verano son familias del País Vasco que vienen en barco a motor. Han experimentado un despegue impresionante, eso sí, las actividades náuticas, tanto entre la gente de fuera como entre los gijoneses.

-¿El turista náutico hace gasto en la ciudad?

-Sí. Lógicamente no en alojamiento, ya que opta por pernoctar en la embarcación, pero tiene un nivel adquisitivo medio-alto y sale a tomar el aperitivo, comer, cenar, tomar una copa o comprar avituallamiento.

-El director de Turismo, David Martínez, ha anticipado que el turismo náutico jugará un importante papel en la futura estrategia de la ciudad.

-Queremos que el Puerto Deportivo se considere una infraestructura turística más, un polo de atracción. Un puerto no se vende solo, sino como parte indivisible de un destino. Y aunque Gijón no se va a convertir en un destino náutico como Baleares, la faceta náutica de la ciudad se puede potenciar mucho más para diversificar el turismo.

-¿Cómo se está haciendo?

-Con el Ayuntamiento ya hemos cerrado la colaboración para acoger regatas internacionales y hemos estado en algún salón náutico. Ahora tenemos que perfilar en qué parte del plan estratégico situaremos al turismo náutico y cómo potenciarlo. Necesitamos que se practique más vela, que haya un mayor desarrollo de la actividad primero entre los más jóvenes, para que luego exista un intercambio con otros países.

-¿No hay relevo generacional?

-No, y nos preocupa. Empezamos con más de 600 barcos y ahora tenemos 325. Algunas embarcaciones se han ido a otros puertos de la región más baratos que nosotros, pero una parte importante se ha ido fuera de Asturias porque ya no existe una práctica de la vela como sí la hay del surf. Es envidiable.

-¿Cómo se soluciona?

-Hay una parte de fomento de la actividad que corresponde quizá al Patronato Deportivo y a los propios clubes. Pero todos los agentes deberían implicarse en acercar esta actividad al ciudadano, a la manera de como se hizo en su momento con el golf o el surf. Porque la náutica no es un deporte de ricos, solo hay que ver las embarcaciones que hay aquí.

-Se habla de impulsar la fachada marítima, de volver la vista a la mar. ¿Cree que Gijón le ha dado la espalda?

-Está claro que algo falla. Y creo que hay que pensar que todo lo que viene de la mar es una fuente de ingresos. Hay todo un tejido industrial y de servicios que supone una alternativa a la situación actual de la región. Faltan empresas vinculadas a la náutica y también necesitamos formar a personas para que trabajen en marinería, ya que no hay formación reglada. De hecho, estamos trabajando en un certificado de profesionalidad relacionado con la náutica que se va a desarrollar aquí.

-¿Cómo agrupar todo esto?

-Necesitamos una política náutica común que desarrolle no solo la parte lúdica, turística y deportiva, sino que también se explote la formación, la industria y los servicios.