Un foco de infección
Volvía a las páginas de EL COMERCIO la polémica en torno al basurero improvisado de la plaza de Romualdo Alvargonzález
«A dos pasos de la playa». Eso, la cercanía con el arenal, sobremanera en el arranque del tiempo estival, era lo que más preocupaba ... del basurero improvisado que, solo Dios sabía cómo, se había montado en la plaza de Romualdo Alvargonzález, «uno de los sitios que pudieran y debieran estar más cuidados y en que, sin embargo, se advierte un mayor abandono». Algo indigno, decíamos hace 75 años, para «el recuerdo de aquel inolvidable gijonés, hombre amante del pueblo como habrá pocos, y espíritu de una generosidad inmensa, que se dio todo entero por Gijón y por España y murió martirizado con crueldad y dando su vida hidalgamente, con caballeresca y cristiana serenidad, por Dios y por la Patria».
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Once años habían pasado desde el asesinato de Alvargonzález en la Iglesiona, allá por 1936. Ahora, su nombre evocaba el urbanismo de un sitio que, a nuestro entender, era «de lo mejor de Gijón (...) llamado a ser un amable lugar de descanso al lado de la playa. Algo parecido a lo que ya son los llamados jardines del Náutico o más bien, como en realidad deben ser denominados, los jardines de la Victoria». La cuestión era, lejos de discusiones terminológicas, que en la plaza de Romualdo Alvargonzález se había colocado, hacía tiempo, justo en la unión con la calle Capua, «un puesto que en lamentabilísimo y antiestético cajón se intentó poner en el sitio más céntrico de la plaza».
Retirada a causa de las protestas de los vecinos, la caseta en cuestión se trasladó a un rincón, «frente al antiguo Colegio o Academia de don Benito Conde» y, abandonada, los empleados municipales habían dado en ocuparla llevando allí «las basuras que recogen. Allí quedan esos despojos y suciedades hasta que viene el camión encargado de recogerlas. Y, claro está, le gente ve en ello una invitación para dejar en tal sitio más basuras. Las muchachas del servicio doméstico de las casas de aquellos alrededores no se preocupan mucho si se les pasa la hora de la recogida de basuras (...) Saben que allí, a dos pasos, hay un sitio donde dejar todo eso». Un auténtico foco de infección al lado de la playa. ¿Hasta cuándo?
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