Los vecinos de Cimavilla y La Arena rechazan el turismo masivo

«No entendemos por qué pueden molestar los carteles ni el por qué de la orden tan rápida de retirada, ojalá fueran tan eficaces cuando los vecinos llaman para paliar las consecuencias del ocio nocturno y actuaran con la misma contundencia», expone Álvarez, quien asegura que «desde Turismo Gijón se trabaja precisamente para evitar el turismo masivo y fomentar la desestacionalización».

Además, considera que los carteles «van muy en consonancia» con las reivindicaciones del barrio recogidas en su decálogo (no conceder más licencias VUT, mejorar los servicios públicos con transporte y un centro de salud o mejorar la seguridad, entre otros), «con el que el Ayuntamiento de Gijón está de acuerdo como bien recoge el Plan de Acción Integral de Cimavilla presentado a los Fondos Feder europeos».

En La Arena, otro de los barrios con mayor afluencia turística de la ciudad y que precisamente estuvo en el punto de mira –junto a Cimavilla– para declararse zona tensionada (finalmente el gobierno local lo rechazó), la presidenta vecinal, María José Cuervo, tiene sensaciones encontradas. «Si lo miras fríamente es para espantar a la gente, lo veo fuerte, pero llega un momento en que estás tan harto que no me extraña».

Si en La Arena ya llevan desde el lunes de la semana pasada «viviendo la invasión de turistas», ve lógico que los vecinos de Cimavilla «estén mucho más hartos».

Preocupados porque «estamos viendo que vamos a tener otro verano muy concurrido» y porque «se acerca la época de sufrimiento», Cuervo propone como solución, al menos temporal, que la administración pública «se plantee contratar a gente para investigar y controlar que se cumpla la normativa de los pisos turísticos». Para ella es eso o aguantar «vómitos y que te llamen al timbre a cualquier hora».