16 familias con alquileres en un edificio de Gijón temen su desalojo en bloque
Un juzgado no da validez a sus contratos con la constructora. Ahora es propiedad de la Sareb, que promete estudiar su situación «caso por caso»
«Vivimos con miedo a abrir un día el buzón y que hayan llegado las órdenes de lanzamiento». Victoria Díaz es una de las inquilinas ... del número 3 de la calle Río Piloña, en Contrueces (Gijón), donde 16 familias que llevan entre seis y diez años viviendo de alquiler temen ser desalojadas en cualquier momento por la Sareb, el 'banco malo' creado a raíz de la crisis inmobiliaria y propietario del inmueble desde junio de 2021.
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El edificio fue construido por Construcciones y Promociones Florentino Riestra, quien solo logró vender una de sus 40 viviendas, pero alquiló el resto. «Esto llegó a estar lleno, pero con todas estas movidas, muchos acabaron marchando», relata Vanesa Martínez, otra de las vecinas afectadas y residente en el bloque desde 2017. Las 'movidas', los problemas económicos de la promotora, les supusieron por un lado tener que pagar durante una temporada la renta de alquiler directamente a Hacienda y, por otro, una total incertidumbre cuando, en ejecución de la hipoteca con la que se costearon las obras de construcción del inmueble, su titularidad pasó a manos de la Sareb. Y es que uno de los primeros pasos que siguió esta entidad fue reclamar la nulidad de los contratos de alquiler, lo que logró el pasado mes de diciembre por sentencia del Juzgado de Primera Instancia número 11 de Gijón.
El juez dio por válidos los argumentos de la Sareb diciendo que se habían firmado «en fraude de ley» por ser posteriores al momento en el que pidió la ejecución hipotecaria y considera por tanto que los inquilinos «carecen de título legítimo» sobre estos pisos, de los que ahora temen ser desalojados. Desde hace un año, de hecho, tras el cierre de las cuentas donde venían abonando los alquileres llevan solicitando a la Sareb, sin éxito, una forma en la que seguir abonando estas rentas. A sus críticas suman la absoluta falta de mantenimiento del inmueble, «donde ya no funciona ni el telefonillo».
La Sareb promete buscar «una solución individualizada» para cada vecino, estudiando si alguno de los contratos puede mantenerse en vigor o si hay vecinos que cumplen las condiciones para adherirse a un alquiler social. En el resto de casos, se plantea ofrecer a los actuales inquilinos la posibilidad de optar a una venta preferente del piso. Sí descartan la posibilidad de suscribir nuevos alquileres, al no formar parte del objeto social con la que fue constituida esta entidad.
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