Gijón se une para escanciar más y mejor que nunca

Aunque, más allá de las cifras, lo que ayer verdaderamente importaba era celebrar que, después de dos años, esta cita regresaba al verano asturiano por todo lo alto, en lo que a ambientazo se refiere. Desde las seis de la tarde, hora en la que se abrieron los accesos, las colas fueron una constante porque nadie quería perderse esta folixa playera. Vaso en mano, gijoneses y turistas fueron extendiendo sus toallas por el arenal, y ojo, que conseguir un vaso no era tarea fácil. Los menos previsores, los que se acercaron justo antes a los supermercados aledaños, se encontraron con que ya no quedaba ni uno solo.

Hubo que buscar y rebuscar por las tiendas y, cuando ya todos tuvieron por fin el suyo, les tocó enfrentarse a la larga espera que, afortunadamente, no fue nada aburrida porque estuvo amenizada por Alberto Rodríguez, la Banda de Gaitas de Noega y por Nerea Vázquez, quien se animó a entonar su 'Escáncia-lo'. Las risas y los bailes se sucedieron con su actuación y también los culinos que iban caldeando la tarde. Lo contaba el gijonés Óscar Álvarez: «Nos dan sidra gratis y encima es una fiesta muy típica de Asturias. Estamos entre amigos y conocemos gente nueva», contaba feliz.

Su alegría se extendía al grupo de Lucía García, Miriam Uría, Inés Uría y Andrea Pérez, quienes confesaban que algunas de ellas son de «llevar la sidra a todas partes». Una de estas chicas hasta se metió unas cuantas botellas en la maleta cuando se fue a vivir al extranjero y prometía que «a la gente de fuera de Asturias y de España le encanta nuestra bebida y le llama mucho la atención lo del escanciado», decía. «Les tuve que pedir que lo hicieran con agua para que no me la tiraran toda».

Mejor no desperdiciar ni una sola gota de nuestra preciada bebida, ni siquiera durante el aprendizaje. Lo saben bien Esther Rodríguez y David Ramos, de Castilla y León. «Vivimos en Gijón por motivos laborales y esta es la primera vez que venimos», contaban. Ellos se enteraron de esta cita por las redes sociales y no dudaron en apuntarse a vivir la experiencia. «Nos encanta la sidra, es lo que más bebemos desde que estamos aquí, y hasta estamos intentando aprender a echarla», se reían.

Eligieron un buen lugar para ir pillándole el tranquillo. Igual que Andrea Navarro y su pandilla sidrera, asiduos a la Cuesta del Cholo y al Lavaderu. «Somos muy de sidra y que sea gratis es un punto muy a favor», se reían. De su mismo pensamiento era Mirella Fernández quien, con su bolsa de pipas en la mano, decía que esta tarde «es ya una tradición del verano. Vengo siempre con mis amigas».

Su manera de ver la fiesta era común entre los miles que acudieron a batir el récord, a pesar de que, a lo largo de la cita, el cielo amenazaba lluvia. Pero ni siquiera las gotas tímidas que caían consiguieron aguarles la fiesta. Menos mal porque, con el récord batido, a la playa entera le tocó aclararse la garganta para cantar, primero, un emocionado 'Asturias patria querida' y, después, con el corazón aún más encogido, el sentido 'Gijón del alma'.

Con los himnos entonados y el récord conseguido, tocó marcharse del arenal -dejándolo todo bien recogido, por supuesto- y empezar a contar los días para superar de nuevo este récord de 9.796 personas, alzando al mismo tiempo el brazo para celebrar nuestra cultura y para reivindicarla, a la vera de nuestro mar Cantábrico.