«¡Gijón es como Nueva York! Te invita a vivir, a participar»

Un pregón a caballo entre Gijón y Nueva York. Así abrió la Semanona anoche José Ángel Abad, corresponsal de Antena 3 en la Gran Manzana, pero ante todo «un guaje de Gijón, del barrio de El Natahoyo». Introducido por Carmen Moriyón como «un gijonés profundamente orgulloso de sus raíces», contó cuando ella le dijo «tú ya estás acostumbrado a hablar en público», y él pensó: «¡Dios mío, si yo a lo único que le he hablado en mi vida ha sido a una cámara!». Se planteó entonces buscar una disculpa aprovechando la campaña electoral entre Trump y Biden, que ahora ha pasado el testigo a Kamala Harris, y confiar en que «con todo el follón de las noticias» no sería difícil dejarlo pasar. Pero, siendo gijonés, «uno sabe ser agradecido y comprometido», afirmó. «Y por eso estoy aquí, porque hay cosas en la vida que no se pueden dejar pasar».

Abad salió al balcón de la Casa Consistorial sintiendo el calor de sus paisanos, arropado por muchas de las personas que le han visto crecer y han formado parte de su historia. Desde los sanitarios que le ayudaron a nacer en Cabueñes o quienes jugaron alguna vez con él en la playa o en Isabel la Católica, hasta los profesores que le enseñaron a leer y escribir en el colegio Sagrado Corazón y los que, años más tarde, le formaron en el IES Padre Feijoo.

O quienes marcaron sus recuerdos de juventud llevándole en autobús «al Jardín y al Oasis o al Molinón a ver a nuestro querido Sporting». También aquellos con los que «compartía prau» en las romerías de Peón, Deva y Arroes, los que «cuidáis los cementerios donde están mis abuelos» o, en un sentido aún más profundo, sumergiéndose de lleno en sus raíces, «quienes vais alguna vez al Mercado del Sur, donde trabajó mi bisabuela». Por todo ello, salió ayer al balcón del Ayuntamiento con la obligación de decir, en el día y lugar adecuado, lo más importante que se puede decir: «Gracias por darme una vida, una personalidad, unas memorias y unas posibilidades de las que estar orgulloso», expresó.

Tras 21 años en Nueva York, Abad conoce muy bien la ciudad que nunca duerme. Por eso habla con conocimiento de causa cuando dice que «Gijón es como Nueva York, una ciudad que no te pregunta de dónde vienes, sino adónde vas». Una ciudad que «no mira atrás, sino adelante». «Que no te obliga a renunciar a nada para ser uno más en ella y a la que no le importa qué has hecho, sino qué vienes a hacer». Y una ciudad que «te invita a participar, a vivir». Por eso supo perfectamente lo que decía cuando pronunció, ante miles de vecinos, que «Gijón es como Nueva York, pero con menos torres... ¡y precisamente por eso más guapo!».

Lo que aprendió en los colegios y las calles de Gijón nunca le hizo sentirse de menos «cuando estoy a codazos en la Casa Blanca o peleando con los de Harvard, Silicon Valley, la NASA o los de los Oscars». Abad reivindicó una identidad propia que nos prepara para los retos que vienen por delante, como «los cambios políticos y estratégicos, la revolución de la inteligencia artificial o el cambio climático. Para eso, «tenemos el carácter y la vocación de abrazar el futuro como hemos hecho tantas veces».

Por eso, cuando los americanos le preguntan qué visitar en Europa, dónde está la playa más guapa, la gente más generosa o dónde se come mejor... «yo siempre les digo que en Gijón».

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