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Una docena de jóvenes intercambió saludos con el pasaje antes de zambullirse en las aguas cantábricas. FOTOS: JUAN CARLOS TUERO

La otra cara de Gijón: un paseo en barco para un punto de vista diferente

Cada tarde, de lunes a domingo, salvo que las condiciones meteorológicas sean muy adversas o las aguas se embravezcan en exceso, la lancha de pasaje capitaneada por Juan Canteli sale a navegar

IVÁN ÁLVAREZ

GIJÓN.

Martes, 4 de agosto 2020, 02:06

El perfil de la ciudad desde el mar mientras se disfruta de su sosiego. Cada tarde, de lunes a domingo, salvo que las condiciones meteorológicas sean muy adversas o las aguas se embravezcan en exceso, la lancha de pasaje capitaneada por Juan Canteli sale a navegar por la bahía para ofrecer una perspectiva diferente de Gijón, la que se puede observar a bordo de su embarcación. Una visión que muchos asturianos descubren encantados, aunque los turistas son sus usuarios más habituales.

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Cosas del coronavirus. El pasaje desciende la rampa del puerto deportivo y el patrón ya aguarda a la entrada con un bote de gel hidroalcohólico. Es una de las precauciones frente a la COVID-19, que ha restringido el aforo y le ha impulsado a cancelar las excursiones marítimas que organizaba cada verano a Candás y Luanco. Tras tomar asiento, mientras se sueltan amarras, los pasajeros comienzan a relajarse en un remanso de paz, sin más bullicio que el del motor de la embarcación y el susurro del mar.

Veleros y motos acuáticas componen asiduamente el tráfico marítimo.

Con la brisa como acompañante, el levísimo bamboleo a bordo provoca las primeras sonrisas, que achinan los ojos de los más jóvenes del pasaje, formado en su mayoría por turistas que han encontrado en Asturias un refugio con una temperatura más apacible durante el período estival que la de sus regiones de origen. En esa tregua de temperaturas veraniegas excesivas, los burgaleses Carla, José Ángel y Lorena descubren la playa de Poniente, la isla de la Tortuga y el cerro de Santa Catalina, coronado por el 'Elogio del Horizonte'.

Como cierre de sus vacaciones, los alcarreños Paco y María se fotografían junto a su hijo Roberto en la tranquilidad del piso inferior de la 'Cimadevilla 1', el emblema de Subacuática Gijón. La empresa familiar tiene su embrión en la embarcación del padre de Juan Canteli de finales de la década de los sesenta. El inicial servicio de botero a buques fondeados dio pie a la inmersión en el campo de las lanchas de pasaje, una actividad que con el paso de los años ha combinado con la organización de actividades de submarinismo y otros servicios acuáticos para visitantes de la región y habitantes del Principado.

Un practicante de pádel surf, y la playa vista desde el barco.

«Somos turistas dentro de nuestra ciudad», señala sonriente la gijonesa Mónica junto a su hijo de nueve años, Ángel. La ovetense Delia, asidua al pasaje en sus días de asueto, suma un viaje más. «Se hace muy corto», afirma Mariola, una leonesa que se estrena al igual que su hija Sofía. Tras dos días en los que la lluvia les obligó a posponer su tránsito por la bahía, Juanjo y Jesús, de Calahorra, por fin cumplen su propósito. «Es un recorrido precioso», coinciden, tras concluir la media hora de un trayecto en el que se cruzan los saludos con varias embarcaciones y una docena de jóvenes listos para zambullirse en las aguas cantábricas.

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