Los policías que salvaron la vida a un hombre en Gijón: «Sentía que nadie lo valoraba, pero le dijimos que todos somos importantes»
Uno de los agentes logró ganar tiempo conversando con él para que su compañero lo redujera. «Se puso violento y tuvimos que engrilletarlo, aunque al final se abrió a nosotros y nos contó sus problemas»
El pasado lunes, los agentes Juan Antonio y Javier (prefieren omitir sus apellidos) salvaron la vida a un hombre que se metió en la mar para suicidarse. Sin darse mayor importancia cuentan cómo consiguieron ayudar al hombre: Juan Antonio se encargó de ganar tiempo tratando de negociar con él desde las rocas mientras Javier se acercaba a él por el agua. Finalmente, lograron evitar que el hombre se quitara la vida.
«Recibimos una llamada sobre una persona que quería suicidarse. Nos dijeron que estaba en la playa, a la altura del hotel Príncipe de Asturias», narra Juan Antonio. El hombre había consumido drogas y abundante alcohol. La sala del 091 lo mantuvo al teléfono lo suficiente como para lograr que confesara que realmente no se encontraba donde había dicho en un primer momento, sino a la altura del Piles. Allí se dirigió Juan Antonio desde el Muro, mientras su compañero trataba de localizar al suicida desde la playa. «Desde arriba no veía nada, pero pese a la distancia Javier lo localizó en las rocas, metido en el agua, y con el haz de luz me indicó dónde estaba». Rápidamente, Juan Antonio se dirigió a la escalera 18 y bajó al pedrero.
«Me acerqué lo máximo posible a la vez que hablaba con él». El hombre, vestido con una cazadora oscura, le advirtió que no se aproximara. «Me dijo que si me acercaba más nos íbamos los dos para adentro. Vi que cogía un objeto cerca de su cintura, no sabía lo que era, pero resultó ser una navaja», continúa Juan Antonio. Sin linterna, apenas veía al hombre pese a estar a apenas tres metros. Trató de negociar con él: «Sentía que nadie lo quería en el mundo, que nadie lo valoraba. Le dije que todas las personas son importantes, pero siguió con su intención». Tanto es así que comenzó a desprenderse de efectos personales y se quitó una cartera que llevaba. «¡Lo único que vas a conseguir de mí es esto!», exclamó. Le preguntaron su nombre y, aunque se lo dijo, añadió: «Mi DNI ya lo dejé en la funeraria».
«Estaba totalmente ido»
Dado que el hombre no deponía su actitud - «le veía la cara, totalmente ido y desquiciado», rememora Juan Antonio- la única opción era ganar tiempo. «Veía la linterna de mi compañero que se acercaba por las rocas». En ese momento, al observar que el hombre comenzaba a introducirse en el mar dispuesto a acabar con su vida, entró en acción Javier. «Me tiré con todo. El equipo, chaleco antibalas y demás, porque si lo llego a dejar ir un poco más lo hubiera perdido de vista y entonces no habríamos podido hacer nada por él», recuerda el agente. Ni siquiera entonces quería el hombre que lo ayudasen. «Empezó a forcejear e incluso me echó la mano al arma para quitármerla», algo que supo después y por lo que el hombre se disculpó.
Javier y Juan Antonio lograron sacarlo del pedrero y llevarlo a la arena, donde echó mano de su navaja. «Tuvimos que reducirlo y engrilletarlo porque estaba muy violento», explica Javier. Sin embargo, una vez en el vehículo policial comenzaron a hablar con él. «Se abrió a nosotros y empezó a contarnos qué le había llevado a esta situación. Tenía problemas personales, acababa de fallecer su suegra y había tratado sin éxito de quedar con su hijo, con quien tenía mala relación». Finalmente, los agentes lograron convencerlo de que aunque pasara por un mal momento podía recibir ayuda, y consiguieron trasladarlo al hospital de Jove, donde quedó ingresado en la unidad de Salud Mental.
Javier y Juan Antonio, con 18 y 23 años de experiencia en el Cuerpo Nacional de Policía, respectivamente, llevan siendo compañeros de patrulla cuatro años. En este tiempo han atendido innumerables llamadas por tentativas de suicidio, y constatan el reciente aumento de las mismas. «A veces son personas solas que solo quieren que las escuchen. Personas mayores, mujeres que viven solas...Gente que tiene muchos problemas», comenta Javier. A quienes lo intentan, Juan Antonio siempre les dice dos cosas: «Todo se puede arreglar menos la muerte» y «tienes al menos una persona que te quiere».
El Teléfono de la Esperanza (985225540) es un servicio gratuito de apoyo que funciona las 24 horas del día y cuenta con profesionales de distintos ámbitos que ayudan a quienes atraviesan momentos complicados que no son capaces de gestionar.