Y Gijón volvió a conseguir un escanciado simultáneo de sidra de récord
9.833 personas reunidas en la playa de Poniente logran batir la cifra de 2022, que se quedó en 9.796 escanciadores
Parecía imposible, pero se logró. Pasaban pocos minutos de las nueve de la noche cuando ponía un pie en la playa de Poniente la persona que volvía a otorgar a Gijón el Récord Mundial de Escanciado Simultáneo tras dos años quedándose con la miel en los labios. O mejor dicho, la sidra. Había expectativas y ganas, como cada verano, pero la lluvia y los eventos deportivos que coincidían en la ciudad hicieron dudar de si esta vez sí llegaría la buena noticia. Y así fue: se consiguió. En total fueron 9.833 asistentes. Sonó la bocina, se levantaron los brazos y se escanciaron unos culinos que supieron a gloria y récord. La cifra que había que batir era la de 9.796 escanciadores que se reunieron en el arenal en 2022.
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Hubo récord y fiesta. Animada por la Banda de Gaitas Villa de Xixón, no se perdieron la cita quienes aprovecharon la ocasión para hacer de la tarde del viernes un momento de reunión con sus amistades; cargados con sillas, toallas y manteles, no faltó ni la comida ni, por supuesto, la bebida. Mientras tanto, encaramados en lo más alto de la cabina de salvamento, Alberto Rodríguez, Nerea Vázquez y Pedro Durán se encargaron de que el ánimo no decayera mientras se contabilizaba el número de personas que iba sumándose a una fila que, a eso de las 20 horas, ya llegaba hasta las ‘Letronas’.
Fueron más de tres horas en las que hubo música –la cantante gijonesa interpretó ‘Esa sidra’, el tema con el que versiona la canción ‘Esa diva’, que representó a España en Eurovisión este año de la mano de Melody, y también ‘Escáncialo’, una interpretación sidrera del ‘Slo Mo’ de Chanel–, alegría y también espectáculo, como el que ofrecieron Wilkin Aquiles, Pelayo Rodríguez, Alejandra Vargas y Emilio Rubio, que mostraron a los espectadores una exhibición de escanciado artístico en homenaje a Tino ‘El Roxu’, fallecido el mes pasado. «Él escanciaba hasta seis y ocho vasos a la vez y fue el primer embajador de la sidra fuera de Asturias», afirmó Toño Miyoga, director de la Fundación Caja Rural de Gijón. Cierto es que la meteorología no permitió disfrutar del espectáculo en su totalidad, pues el viento jugaba en contra y la sidra, caprichosa, no dejó a estos cuatros maestros lucirse como hubieran debido.
El récord se hizo esperar y los más rezagados todavía se acercaban a Poniente pasada ya la hora prevista. Hubo que cerrar la fila dejando todavía gente fuera, pero finalmente, Alberto Rodríguez se subía al escenario para dar la cifra que todos esperaban. «Era muy difícil, damas y caballeros», comenzó diciendo a eso de las 21.10 ante un expectante público que, en algunos casos, llevaba más de tres horas aguardando. «¡Pero lo logramos!», anunció, desatando la alegría de las casi 10.000 personas que, en contra del frío y a ratos la lluvia, soñaban con volver a batir este récord para su ciudad.
Era el caso de Julián Toribio, uno de los participantes que acudió en grupo para celebrar una tarde donde no faltaba ni ilusión, ni merienda para acompañarla: «Somos muy sidreros de toda la vida y además somos muy de Gijón y muy de apoyar cualquier cosa que sea de Gijón», aseguraba. De hecho, su intención era llegar también a El Molinón al finalizar y, como él, tantos otros que acudieron ataviados con la camiseta del Sporting. Precisamente, el fútbol fue uno de los hándicaps que muchos asistentes encontraban en las horas previas, cuando la lluvia y el frío pesaban y el arenal tardaba en llenarse. «Seguramente el partido afecte», comentaba David Menéndez, más optimista por el ascenso de su equipo que por la consecución de un récord que se batía contra todo pronóstico.
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No faltó la tuna femenina de la Universidad de Oviedo acompañada de sus iguales de León y Ciencias de la Salud de Málaga. Repiten desde hace dos años, porque «un poco de folixa siempre presta», compartían animadas. «Nosotras ya contábamos con celebrar aunque no lo consigamos», pero por supuesto, la fiesta cogía fuerza tras conocer que formaron parte de este evento con el que Gijón volvió a hacer historia.
Fernando Jorge y su pareja son de Burgos, pero durante sus vacaciones en Candás se enteraron de que podían participar en este acto y no lo dudaron. «Hemos venido convencidos para batirlo», expresaban mientras aguardaban en sus sillas de playa.
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Y en uno de los grupos de siempre, de los que hacen de esta ocasión toda una ceremonia, se encontraba Eva Sanguino, que repartía tortilla y empanada a sus amigos como hace cada año aunque, confesaba, «cada vez traemos más cosas». Por supuesto, en 2022, cuando se había alcanzado la cifra más alta hasta el momento, también habían acudido, y a media tarde notaba que «aquel año había más gente que este, porque hoy entre el agua y el partido de fútbol está más complicado». «Pero yo creo que vamos a llegar. El año pasado llovía mucho más y casi se batió». Y razón no le faltó.
Se consiga o no se consiga, «hay que venir» por el «ambiente y por la sidra», como afirmaban Delia Llana y Xana Benavente, y «porque es Asturias y hay que colaborar», decían las avilesinas Irene Lorente y Bea Castellano. Era el sentimiento compartido por un grupo de gente, el más numeroso de la historia, que ya puede decir que volvió a meter a su ciudad en el Libro Guinness de los Récords. Y el año que viene, si es posible, más.
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