Borrar
José María Ruilópez, Emilio de Diego, Aida Fernández Paíno (nuera de José Luis Martínez), Alejandra y Jimena (nietas), Koke y Pilar (hijos), Arsián Costales (viuda), Luis Rubio, Isabel Moro y Fernando Balbuena.

Ver fotos

José María Ruilópez, Emilio de Diego, Aida Fernández Paíno (nuera de José Luis Martínez), Alejandra y Jimena (nietas), Koke y Pilar (hijos), Arsián Costales (viuda), Luis Rubio, Isabel Moro y Fernando Balbuena. ARNALDO GARCÍA

«José Luis Martínez fue un ilustrado a la manera de Jovellanos»

El historiador Emilio de Diego recordó el legado del presidente del Ateneo en un homenaje en el que todos hablaron de su labor en favor de la cultura

SUSANA D. TEJEDOR

GIJÓN.

Sábado, 21 de septiembre 2019, 01:38

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«Un ilustrado a la manera de Jovellanos». Ésa fue una de las frases para definir a José Luis Martínez, el que fuera presidente del Ateneo Jovellanos durante más de dos décadas, fallecido el 4 de julio. Fue el historiador Emilio de Diego quien comparó a un ilustre con otro ilustre: «Ambos lucharon por que el hombre fuera un sujeto de la mayor felicidad; trabajaron por la cultura y tuvieron una especial sensibilidad hacia la historia».

En el acto participaron muchos ateneístas, miembros de la junta directiva y amigos que le conocieron y que aprovecharon para agradecerle su legado. Fue la presidenta de la entidad, Isabel Moro, la encargada de abrir el acto, y lo hizo desde la emoción y el agradecimiento a «quien hizo que esta institución sea lo que hoy es a pesar de las dificultades a las que hubo de enfrentarse». Moro afirmó que «él nunca decayó, siempre continuó adelante y sé que no se ha ido del todo; su espíritu revoloteará, aunque a todos los ateneístas nos dejó huérfanos con su desaparición».

Un espacio público

Luis Rubio Bardón, vicepresidente, hizo una semblanza personal y profesional de Martínez, a quien calificó de «hombre excepcional, admirable y muy querido en el mundo de la cultura gijonesa». Como recordó, José Luis Martínez nació en el concejo de Llanera, entre Oviedo y Gijón, por lo que «nunca practicó ese localismo absurdo».

Rubio, de quien dijo Isabel Moro que «será el próximo presidente», aseguró que «Martínez fue un hombre hecho a sí mismo que recopiló saberes a través de su esfuerzo personal y rodeándose de gente válida y sabia», y apostilló: «Espero que en Gijón algún espacio público lleve su nombre».

Una breve intervención del vicepresidente segundo, Fernando Álvarez Balbuena, que habló «desde el recuerdo y la emoción», dio paso a dos escritores: José Luis Ruilópez, que agradeció la oportunidad que le dio para presentar sus libros, y destacó una de sus iniciativas: la creación de la feria del libro de Gijón: «Tuvo la visión de sacar la literatura a la calle; nunca dejó tiempo para el aburrimiento».

El también escritor y profesor Luis Arias Argüelles-Meres habló de una persona «a la que admiré y aprecié; una persona entrañable. Su generosidad era lo más destacable, no sólo en el factor humano sino en su modo de concebir la cultura y la vida». Arias incidió en su manera de entender la vida. «La palabra es pluralidad; nunca tuvo sectarismo y atendió y ayudó a personas de muy diferentes ideas». Recordó vivencias compartidas. «Nuestra relación fue de veinte años, y pude ver esa generosidad. Se volcaba con los autores. Recuerdo una jornada en 2012 dedicada a Melquíades Álvarez, el gijonés más ilustre tras Jovellanos».

La familia, emocionada

Todos coincidieron en plasmar «su gran inquietud por la cultura». Precisamente, Emilio de Diego recordó los más de dos mil actos, 95 viajes y premios del Ateneo Jovellanos. «Esta institución tiene 66 años y un tercio de su vida estuvo dirigida por José Luis, una mirada sonriente, tolerante, un español de los pies a la cabeza, un hombre grande». En la primera fila, su familia. Emocionada por las palabras de quienes le conocieron y quisieron. Y emocionada, igualmente, por la proyección de unos cortos en los que se hizo un breve recorrido a varios actos en los que participó antaño el homenajeado. El acto se cerró con unas palabras espontáneas de Antonio Merayo, poeta, ateneísta y amigo, quiene recordó una anécdota en la que a Martínez se le confundía a menudo con un párroco de Gijón de igual nombre, lo que, contó, dio lugar a situaciones cómicas. Una foto de familia puso el broche final a una jornada entrañable para todos aquellos que compartieron momentos de vida con José Luis Martínez.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios