«Necesitamos más procuradores, no hay un gran relevo generacional»
Marta Martínez de la Vega fue galardonada en el Club de Regatas por sus 25 años en la profesión. «Es algo muy especial»
Son 25 años los que Marta Martínez de la Vega, natural de Porceyo y, a su vez, líder de la asociación vecinal de esta parroquia, lleva dedicados al oficio de procuradora. Por estas bodas de plata, recibió ayer en el Real Club de Regatas, de parte del Ilustre Colegio de Procuradores de Gijón, el diploma y la insignia que conmemora este aniversario.
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«Es un día muy especial e importante», decía emocionada Martínez ante el público presente. Y, sobre todo, «diferente. Porque veinticinco años no se cumplen todos los días», añadió. Para ella, el Colegio «es otra gran familia».
El acto dio comienzo a las nueve de la noche y contó con la presencia de la alcaldesa, Carmen Moriyón; el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA), Jesús Chamorro, y el secretario del Consejo General de Procuradores de España, Alberto N. García Barrenechea.
«Marta es una compañera muy querida que nunca tiene un no para un compañero. Dispuesta a ayudar a los demás y dejar de lado lo suyo por echar una mano», alabó el decano del Colegio de Procuradores de Gijón, Javier Mendoza. «Lo mejor de esta profesión son los compañeros que hacemos en el camino y hay que dar la enhorabuena cuando se tiene gente como Marta en esta profesión», declaró García Barrenechea.
En esta ocasión, Martínez fue la única homenajeada, a diferencia de otros años cuando coincide que varios compañeros reciben el galardón, y estuvo muy arropada por sus tres hijos, sus padres, su actual pareja y «muchos compañeros de profesión con los que tengo un trato muy afín», señaló. A todos ellos les dedicó todos estos años en el oficio. Uno del que siente verdadero orgullo porque le ha permitido «sacar a mi familia adelante». Hace 25 años, también realizó ella sola la jura. «Cosas de la vida», dijo con una sonrisa. «Echando la vista atrás piensas en todo este tiempo y te acuerdas mucho del momento en el que hiciste esa jura», indicó la procuradora. En su caso, se colegió en 1999 y juró el cargo en el 2000, con 30 años.
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De aquella, recuerda que los procuradores estaban en el edificio de Prendes Pando y que aquel acto se realizó en el salón de actos del Colegio de Abogados de Gijón. «Fue muy emotivo, sobre todo en el momento en que se pone la mano sobre la Constitución», rememoró. Al contrario que entonces, el día de ayer era «más relajado» porque con el paso de los años «se van ganando tablas, no muchas, pero sí alguna», bromeó la procuradora.
«Un cambio radical»
No solo ha ido cambiando Martínez, también lo ha hecho la profesión. Al comienzo «todas las notificaciones eran en papel, después empezamos con correo electrónico y fax. Y, ahora, está todo informatizado», explicó. «Ha sido un cambio radical. Hoy en día tenemos que saber casi tanto de derecho como de informática», confesó la galardonada. Pero Martínez siempre se ha reinventado, entre otras cosas, ejerciendo como docente de prácticas para futuros procuradores. Es por ello que echa en falta «más relevo generacional». Por desgracia, «no es una profesión que escoja mucha gente» a comparación con la rama de abogacía. Aún así resalta que es «muy necesaria».
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«En los cuatro años que llevo como decano del Colegio de Procuradores de Gijón tan solo ha habido jura de dos personas», confesó Javier Mendoza. Algo que cree que se debe a que «es una profesión más inestable y se prefiere hacer unas oposiciones que colegiarse». Aunque, para Mendoza, este oficio «es más agradecido en cuanto a actuar dentro de un juzgado. Te relacionas más con la gente y acabas sabiendo más de Derecho», concluyó.
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