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Los fuegos fueron proyectados mediante pantallas en algunos establecimientos. FOTO: JUAN CARLOS TUERO. VÍDEO: M. MORÁN.

La noche más grande de Gijón fue demasiado corta

Los restaurantes y bares de la ciudad registran «las peores cifras de la historia» en el día de Begoña más testimonial que se recuerda

PABLO SUÁREZ

gijón.

Sábado, 15 de agosto 2020, 01:42

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Nada fue lo mismo en la gran noche de Begoña, limitada a su mínima expresión por una pandemia mundial empeñada en demostrar que hasta lo más asentado puede sufrir alteraciones. En la Noche de los Fuegos, quizás la cita más especial del verano gijonés, la hostelería y un sinfín de pequeños negocios registraron «los peores números de nuestra historia», constatando así el desplome previsto. La comparación con las noches de años anteriores fue el ejercicio a evitar durante la velada de ayer. «En el día de Begoña, los establecimientos estaban llenos al 90%. Este año no se llega ni al 50%. Son las peores cifras de la historia de la hostelería», confirmaban, contundentes, en Otea.

El diagnóstico de la patronal era compartido en la mayoría de los negocios de la ciudad, empezando por unas peluquerías habituadas a ni siquiera tener horarios disponibles en un día tan señalado, y que este año decidieron, en algunos casos, hasta cerrar por la tarde. «Ha sido una semana nefasta económicamente hablando. En un día como el de Begoña, hay una distancia sideral con respecto al año pasado», lamentaba Germán Heredia, propietario de la cadena de peluquerías Gerclem. «Ha cambiado todo y se nota mucho», coincidían en las peluquerías Sara Ruesga.

La zona del Náutico, vacío ayer. Arnaldo García / Dani Mora
La zona del Náutico, vacío ayer. Arnaldo García / Dani Mora

Esa misma gente que no apareció ayer por las peluquerías para ultimar los preparativos de la gran noche, también dejó huella de su ausencia en los bares y restaurantes de la ciudad. «Esta noche

normalmente tendríamos 180 cenas reservadas. Este año no reservó nadie. Es una pena ver cómo está todo», afirmaba anoche Paco García, propietario de la Buena Vida de Fomento y el Pura Vida, uno de los locales más concurridos en la noche de los Fuegos por las vistas que ofrece de la bahía gijonesa. En esta línea se expresaban también en Casa Carmen, restaurante que tiende a registrar llenos totales en noches tan señaladas. «Estamos funcionando al 70% de nuestra capacidad. El año pasado a las siete de la tarde ya teníamos clientes cenando; tuvimos que hacer tres turnos. Este año solo pudimos hacer dos y con menos mesas», explicaba su responsable, Rocío Barrio, quien trataba de buscar el optimismo en un horizonte trufado de incógnitas. «No me puedo quejar, pero no sé cuánto tiempo podremos aguantar así».

Hubo quien no se resistió a tirar sus propios fuegos. juan carlos tuero
Hubo quien no se resistió a tirar sus propios fuegos. juan carlos tuero

La mera comparación de las imágenes que ofrecía el paseo de El Muro el año pasado y las que ofrecía este, bastaban ayer para entender lo atípico de la noche. Uno de los mejores termómetros a la hora de realizar valoraciones en la noche de los Fuegos es el restaurante Bellavista, uno de los espacios mejor situados para disfrutar del tradicional espectáculo pirotécnico. «Tan solo hemos llenado el 70%», comentaban desde la propiedad sobre un establecimiento en el que, habitualmente, resulta imposible conseguir mesa para el día de Begoña. «Pensábamos que íbamos a llenar y nos ha sorprendido. Este año parece que serán unos Fuegos más familiares», advertían desde el Grupo Gavia, que además del citado Bellavista, también gestionan restaurantes como MamáGuajá, que tampoco se llenó pese a que venía siendo algo habitual. «El horizonte es complicado. Nos vamos a resentir muchísimo», aseguraban.

Plaza Mayor, prácticamente vacía. arnaldo garcía
Plaza Mayor, prácticamente vacía. arnaldo garcía

Uno de los pocos restaurantes que sí se llenó, al menos en horario de comidas, fue La Pondala, donde los aficionados taurinos de la ciudad no quisieron faltar a la costumbre y se reunieron como es tradición. El ambiente en el interior del restaurante, aunque siempre acorde a las restricciones, sí recordaba a tiempos de normalidad. También El Mayador estuvo completo. «Tengo una clientela muy hecha, por suerte, y tenemos todo lleno para hoy para mañana», comentaba ayer su propietario, Adolfo Menéndez. Pese a la tranquilidad por haber «salvado» el día de Begoña, ambas propiedades eran conscientes de la excepción que suponían sus negocios. «Mi verano está siendo bueno, pero estoy triste por la situación de otros hosteleros», reconocía Menéndez.

Por su parte, el Real Club de Tenis de Gijón y el Real Club de Regatas registraron buenas entradas, aunque sin las grandes verbenas a las que habían habituado a sus socios. «Hacemos lo que podemos», reconocía Alfredo Alegría, vicepresidente de esta última entidad, que incluso contó con actuaciones en directo. «Lo único es que no será posible ver el espectáculo de los Fuegos desde el club», comentaba por su parte Tito Cueto-Felgueroso, presidente de la entidad tenista.

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