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El edificio conocido como 'el octógono' ya está derribado y para el concurso hípico se pondrán estructuras prefabricadas. FOTOS J. M. PARDO

Las obras del Piles adelantarán su final a julio para no afectar al Hípico

La buena marcha de los trabajos permite a New Construction prever una sustancial mejora del plazo, que expira en diciembre de 2025

Jueves, 26 de septiembre 2024, 02:00

Las obras del proyecto Piles Natural, la renaturalización del Piles y el Peñafrancia, van adelantadas y aunque tenían como fin del plazo de ejecución ... diciembre de 2025, lo cierto es que terminarán en julio, lo que permitirá que los trabajos no interfieran la celebración del concurso hípico de agosto. Así lo explicó ayer el concejal de Medio Ambiente, Rodrigo Pintueles, durante la visita a las obras en compañía de los técnicos municipales Alejandro Navazas y Jesús Fernández Testón, y los profesores de la Universidad Politécnica de Madrid Diego Jalón y Marta González del Tánago, que colaboran con el Ayuntamiento desde el inicio del proyecto.

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Plantarán 150.000 árboles

Las máquinas se afanan actualmente en la eliminación de las traviesas de hormigón que sustentaban las compuertas del anillo navegable. Se pensaba que tenían un espesor de 50 centímetros, pero la realidad ha sido el doble. También se ha derribado el edificio conocido como 'el octógono', que durante el hípico se utilizaba como oficina, así como parte de unas cuadras en las que ha sido necesario también actuar en el tejado, ya que se ha encontrado amianto. Pero junto a la demolición de muros de hormigón y la construcción de escolleras, una de las actuaciones será la generación de un bosque de ribera, «que es una medida clave para mejorar la dinámica natural del río y el ecosistema fluvial», indicó Pintueles.

Ahondó en los datos Alejandro Navazas, quien aseguró que «va a comenzar en los próximos meses toda la plantación de especies de arbolado». En total, serán unos 150.000 ejemplares que ocuparán 200.000 metros cuadrados a lo largo de siete kilómetros de río. Serán árboles jóvenes que habrán de competir entre ellos, por lo que se prevé que «sobrevivirán alrededor del 70%». Se trata de sauces, laureles, castaños y robles, entre otros. «Lo que la gente no va a ver son eucaliptos», apuntó.

«Seña de identidad cultural»

Diego Jalón resalto que desde que se dejaron las compuertas abiertas y se dio libertad al río «empezó a traer gravas, que se colonizan de vegetación de ribera y empezó la dinámica fluvial, que es lo que se pretende». Eso sí, reconoce la existencia de construcciones cerca del río permite «una restauración limitada». Pero lo fundamental es que está dirigida a los ciudadanos. Eso piensa Marta González del Tánago, quien defiende que «el ciudadano tenga experiencias con la naturaleza en el día a día de su vida cotidiana y yo creo que este proyecto va enfocado muy directamente a ese objetivo de cercanía». Es más, considera que «es a través de ese uso recreativo cuando la gente percibe el beneficio del servicio ambiental que ofrece un río». La profesora cree que se puede convertir en «seña de identidad cultural para Gijón», pero también en una herramienta de educación ambiental para los colegios.

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Entre tanto, los trabajos avanzan en todos los frentes y los escombros que se retiran se aprovechan para rellenar el canal de comunicación entre el Piles y el Peñafrancia, en aras de conseguir una obra de residuos cero.

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