La pandemia obligó a buscar espacios para hospitalización y UCI por todo el hospital

Hubo que ampliar las urgencias –con una nueva zona dotada de quince camas y tres sillones, para pacientes no covid– e instalar, como refuerzo, un puesto de atención a la urgencia en el exterior. Un hospital militar idéntico al que se montó en el HUCA en la primera ola, y que hasta la semana pasada atendía a unos dieciséis pacientes diarios de media, según el Sespa.

En cuanto a espacios de hospitalización, las situaciones de evidente saturación que se vivieron obligaron a, entre otras actuaciones, sacar de la quinta planta impar los despachos que la ocupaban para habilitar allí 34 nuevas camas para pacientes sin coronavirus. El área administrativa fue trasladada fuera de los muros del propio hospital. A unos despachos habilitados en unos módulos prefabricados que fueron instalados en una finca adyacente y en los que el personal trabajará hasta que se hayan vaciado los archivos de la planta -2. Cuando ese sótano, de 450 metros cuadrados, quede diáfano se instalará allí el área de administración. Ya iniciado el otoño, y a la vista de que las catorce camas de UCI de que se disponía en la quinta planta eran insuficientes para dar cabida al importante número de ingresos que se estaban produciendo en la segunda ola, hubo que ganar nuevos espacios para cuidados intensivos. Se añadieron doce camas en la primera planta, en la denominada UCI covid 2, y la unidad de Despertar se habilitó como UCI limpia, con siete camas más. Además, se liberó la unidad de cuidados sin ingreso para añadir otras ocho camas que pudieran servir también como UCI.