La pista gijonesa de la 'Dama del Camello'

En junio de 2001, el cuerpo sin vida de una mujer apareció tirado en la Playa del Camello, en Santander. El cadáver estaba totalmente vestido, no presentaba signos de violencia y tenía un bolso a sus pies. En su interior, 1.200 pesetas pero ni un solo documento que facilitase su identificación. Pese a los esfuerzos de la Policía, que consideró que había sido la propia víctima la que se adentró en el mar con el objetivo de quitarse la vida, nadie pudo nunca determinar quién era aquella misteriosa mujer a la que, a falta de nombre y apellidos, la ciudad denominó la 'Dama del Camello'.

Sin embargo, ahora, a punto de cumplirse diecinueve años de aquello, un hombre, residente en Gijón, asegura que el cadáver de aquella mujer no es otro que el de su hermana, B. M. O. A., en paradero desconocido desde 1995. «Estoy convencido de que es ella», asegura en conversación con EL COMERCIO quien ya se ha puesto en contacto con la Policía cántabra y espera una confirmación que llegará en los próximos días, una vez los agentes cotejen la información dactilar de su hermana con la del cadáver encontrado en 2001.

Para llegar a esta conclusión, este leonés afincado en Gijón ha tenido que volver a sumergirse en la dura desaparición de su hermana y al dolor que siempre ha acarreado para su familia. B. M. O. A. vivía en un pueblo leonés cuando, tras haber contraído varias deudas por sus problemas con el juego, decidió abandonarlo todo y marcharse sin avisar a nadie. Debido al miedo por los comentarios que pudieran hacerse en el pueblo, sus padres no denunciaron la desaparición hasta dos años después, en 1997. Aseguran que no tuvieron noticias de su hija hasta que, meses más tarde, un policía gijonés se puso en contacto con ellos y les comunicó que la mujer se encontraba viviendo en Gijón, en un piso frente a la playa de San Lorenzo. Cuando llegaron al domicilio, B. M. O. A. ya no estaba. «Una vecina la reconoció por una foto y nos dijo que se había ido diez días antes», explica su hermano.

Conocedora quizás de los esfuerzos de su familia por encontrarla, la mujer decidió escribirles una carta. En ella les decía que se encontraba bien, pero pedía que la dejasen de buscar. Remitía también una foto suya. Rotos por el dolor, la familia decidió retirar la denuncia. Nunca volvieron a saber de ella.

Esa última imagen que B. M. O. A. les enviaba junto a la carta y su parecido con el retrato robot que en su día trazó la Policía del cadáver hallado en la Playa del Camello, es una de las coincidencias a las que se aferra ahora su hermano para asegurar que ambas son la misma persona. «Un primo mío vio que estaban hablando en la televisión de la mujer que no había podido ser identificada y me mandó el retrato que sacaban de ella. Coincide exactamente con la foto que nos mandó. Desde los lunares hasta la estatura», explica. También la edad aproximada de ambas podría coincidir. (en el momento en que aparece el cadáver ella tendría 49 años mientras que a la 'Dama del Camello' se le calcularon entre 40 y 45). La Policía reconoce que las similitudes existen, aunque se muestran cautos hasta que no dispongan de las pruebas dactilares. Debido a la erosión sufrida por el cadáver puede que resulte imposible tomar una muestra de sus huellas. En ese caso, la Policía optaría por tomar una muestra de ADN a su hermano o a la madre de este y cotejarla con la del cuerpo aparecido.

«Muchas veces he pensado que mi hermana estaría muerta. Era eso o que se hubiera ido fuera de España», dice este hombre, clave quizás en la resolución, diecinueve años después, del misterio sobre la identidad de la 'Dama del Camello' y sobre la desaparición de su hermana.