La Policía vigiló día y noche las casas donde se cobijaron los agresores de Gijón
Adrián G. G., de 30 años, y Bryan H. M., de 27, se escondieron en domicilios de parientes en Llaranes y el Alto de la Madera
Los tuvieron vigilados y controlados desde el domingo, cuando fueron identificados como los dos responsables de la paliza que acabó con la vida de José Antonio Justel, el leonés afincando en Gijón de 44 años que falleció por las gravísimas lesiones neurológicas que le causaron a las puertas de un pub de Fomento con patadas y puñetazos de una violencia extrema.
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No huyeron lejos. En ambos casos se atrincheraron en viviendas de otros familiares cerca de sus respectivas casas, en Gijón y en Avilés. A Adrián G. G., de 30 años, le ubicaron en la zona rural del concejo de Gijón, próximo al Alto de la Madera y Lavandera. A Bryan H. M., en un piso en el barrio avilesino de Llaranes. Los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría de Gijón mantuvieron custodiadas durante casi tres días las localizaciones en las que sospechaban que podrían encontrarse los dos prófugos.
A primera hora del domingo los policías -apenas cuatro horas después del ataque al hombre que tuvo la mala fortuna de cruzarse en su camino- se personaron en el piso de Adrián G. G. en la avenida de Salvador Allende, en el barrio de Roces. Su madre les dijo que no estaba allí. No pudieron entrar al domicilio al no contar aún con una orden judicial. Eran los primeros momentos de la investigación y por entonces José Antonio Justel se debatía entre la vida y la muerte en la UCI del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).
Ambos permanecen en los calabozos de la Comisaría a la espera de agotar las 72 horas máximas para pasar a disposición judicial
El mismo domingo, ya por la noche y tras el fallecimiento de la víctima, la Policía desplegaba un amplio dispositivo en el barrio de La Carriona, en Avilés. Allí, en la calle Valencia, tiene fijado su domicilio el otro implicado, Bryan H. M., de 27 años, junto a su hija pequeña y su mujer. Sin embargo, ya no estaba allí. Sabiéndose perseguido, se había refugiado cerca, en Llaranes, en casa de unos parientes.
La amplia red familiar con la que cuentan los dos individuos posibilitó que rápidamente encontrasen cobijo fuera de sus respectivos domicilios. La Policía intentó, a través de miembros de ambos clanes, que se entregasen y no tener que entrar por la fuerza a los domicilios, un extremo que les serviría además como atenuante de cara al juicio. Jurídicamente existe diferencia entre entregarse a las fuerzas de seguridad a una detención con entrada en el domicilio con orden judicial, como finalmente acabó siendo.
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La Policía Nacional puso en marcha un dispositivo especial durante las 24 horas del día para evitar que se fugasen. Controló sus vehículos y también los enclaves que convirtieron en sus madrigueras. Fue el martes cuando, tras obtener el permiso del juzgado de Instrucción número 5 de Gijón, entraron a por ellos. Lo hicieron con apoyo de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) por la posibilidad de que opusiesen resistencia o se produjesen disturbios. La primera detención tuvo lugar a primera hora de la tarde en Avilés. La segunda, apenas unas horas después en la zona rural gijonesa.
Ambos permanecen en los calabozos de la Comisaría de la Policía Nacional de Gijón. Los investigadores agotarán las 72 horas máximas de detención para el viernes entregarlo al juzgado de guardia, junto a los atestados policiales y también la principal prueba de cargo que obra en su poder: el vídeo de las cámaras de seguridad que recogieron la brutal paliza propinada a José Antonio Justel que le provocó la muerte.
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De 10 a 24 años de cárcel
La paliza mortal será tipificada a lo largo del procedimiento judicial que ahora se inicia como homicidio o asesinato, dependiendo de los factores que se aprecien como el ensañamiento o la superioridad (a la víctima la atacaron los dos hombres). Las penas asociadas a ambos delitos van desde los 10 a los 24 años de cárcel. Será la jueza de guardia la que determine mañana si envía a Adrián G. G. y a Bryan H. M. al centro penitenciario de Asturias en calidad de presos preventivos.
En la mañana de ayer, durante el pleno municipal, la alcaldesa y los concejales guardaron un minuto de silencio en memoria de José Antonio Justel. El lugar en el que fue agredido brutalmente amaneció ayer de nuevo con un ramo de flores y una vela en su recuerdo.
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