«Nos repartimos las tareas del hogar para hacer la vida más fácil»
Nueva vida. Tras 60 días desde el inicio del conflicto, los ucranianos se integran en las casas con sus familias de acogida. Sofiia y Bohdan incluso se van a casar
LUCÍA BARRIO
Lunes, 25 de abril 2022, 03:49
Hoy se cumplen sesenta días desde que Rusia comenzó la invasión de Ucrania desatando una devastadora guerra. Ahora, dos meses después, los refugiados ucranianos que lograron abandonar el país y llegaron a Asturias van poco a poco adaptándose a sus nuevas vidas junto a las familias de acogida.
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Un ejemplo de ello es el de Sofiia Pleskach. Ella, a sus veintiún años, abandonó su hogar en Kiev y tras más de dos semanas de viaje llegó a España junto a su prometido, Bohdan, y su hermana pequeña, Yana. Ellos no se lo pensaron y al ver que se desataba el conflicto, el 25 de febrero cogieron un coche para salir del país. Tras más de tres días retenidos en la frontera y haber pasado por varios trenes y autobuses llegaron a Asturias. Ahora, por fin sienten el calor de un hogar gracias a Ismael Hortal y Tina Castañón. Ellos tampoco tuvieron dudas y cuando el conflicto estalló y viendo que en su casa «hay espacio de sobra» decidieron ponerse en contacto con Expoacción -la ONG donde uno de sus hijos lleva años como voluntario- y ofrecer su casa. «Veíamos las imágenes en el telediario y era terrible. Nosotros tenemos tres hijos pero ahora ya no viven aquí, por lo que tenemos espacio de sobra. Por lo menos, para una temporada», explica el matrimonio. Para Sofiia y su familia, tener un hogar después de tanto tiempo de incertidumbre es sinónimo de tranquilidad. Tanto ella como su hermana habían venido a España a casas de familias de acogida durante varios veranos, por lo que llegar a un hogar desconocido no les costó tanto. «Para nosotros no es algo raro, nos adaptamos bien», reconoce Sofiia. Tanto es así que el miércoles Sofiia y su prometido, Bohdan, van a firmar los papeles para casarse. «Pensábamos esperar a terminar mis estudios pero por la situación decidimos hacerlo ya. Estamos durmiendo en habitaciones separadas y queremos empezar a vivir juntos», cuenta Sofiia. Para Ismael y Tina, la convivencia no está siendo difícil. «Nos preocupaba el tema de los gustos a la hora de comer y también el idioma. Pero las dos hablan bien español y la verdad que, con la comida, no ponen problema», señala Tina. Para las tareas del hogar tampoco hay conflictos. «Con que tengan sus cosas recogidas nos vale. Nos organizamos para hacer las comidas, y, al terminar, lo recogemos y fregamos entre todos...», explica Tina.
Día a día
En casa de Maite y Rafael tampoco hay ningún problema de convivencia. Este matrimonio de Quintes, que ya llevaba varios veranos acogiendo a Olha, no lo dudó. Cuando estalló la guerra, dijeron a la familia de Olha que las puertas de su casa estaban abiertas. «Desde el primer día les dijimos que salieran de allí, no lo dudamos», explica Maite Pérez. Ahora, Olha, su hermano Dima y su madre Sveta ya están adaptados a su nuevo hogar. «Olha va a la Laboral y Dima estudia en el colegio de Quintes», cuentan. A su madre, Sveta, le está resultando algo más difícil la adaptación ya que, al contrario que sus hijos, no habla español. Ahora acude todos los días a clase para poder ponerse a trabajar cuanto antes. Ella es costurera y ya tiene una máquina de coser en su nuevo hogar. «Hace unas cosas increíbles», apunta Rafael. En casa, la convivencia no resulta difícil. «Yo hago las comidas y ella hace las cenas. Nos organizamos bien, un poco sobre la marcha. Es verdad que tuvimos que cambiar un poco los horarios pero vamos día a día», cuenta Pérez.
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