Cristina Lejarza, directora de IES Doña Jimena de Gijón
«El reto es dar respuesta a la gran variedad de alumnado que llega a los institutos»
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Cristina Lejarza, directora de IES Doña Jimena de Gijón
«El reto es dar respuesta a la gran variedad de alumnado que llega a los institutos»Lo de Cristina Lejarza (Avilés, 1963) es algo «vocacional». Con 38 años de trayectoria docente a sus espaldas, durante los últimos diez ha estado ... al frente del IES Doña Jimena, en Gijón, un cargo retador y enriquecedor que dejará el próximo 30 de junio para embarcarse en una nueva aventura en la que seguirá unida a la enseñanza. Porque, como ella misma dice, «llevo en la sangre ser profesora».
–¿Cómo termina esta etapa?
–Termino el cargo con mucha satisfacción. Esto es muy difícil y nos ha pasado de todo, desde la pandemia hasta fallecimientos de compañeros y retos nuevos que surgen cada año, pero me quedo con que ha sido un trabajo de equipo. Tanto profesorado como equipo directivo hemos ido todos a una. Y también el personal no docente, que muchas veces no se considera su trabajo y sin ellos no funciona un centro.
–¿A qué retos se refiere?
–Hay un antes y un después marcado por la pandemia y, desde entonces, la educación y la manera de ver los centros es diferente. Las familias se acercan menos. La tecnología ha permitido una gran comodidad y se ha ido perdiendo la comunicación directa entre los padres y el profesorado. Debemos recuperar esa relación personal con las familias.
–¿Qué otros hay?
–El gran reto es dar respuesta a la variedad de alumnado que está entrando en los institutos. Los profesores todavía estamos un poco verdes a la hora de atender alumnado diferente y hay que dar respuestas y entender que, tengan las dificultades que tengan o vengan de donde vengan, todos pertenecemos a la misma comunidad y debemos atender las necesidades de cada alumno.
–¿Con qué se queda?
–Lo primero, me gustaría pedir disculpas por los errores cometidos. Cada año he intentado superar los problemas y mejorarlos, pero lo definiría como un periodo de gran satisfacción que me ha permitido conocer a muchas personas de distintos ámbitos.
–¿Por ejemplo?
–Los inspectores que me han acompañado este tiempo han sido compañeros y han estado para asesorar, siempre a disposición de las denuncias del centro con una actitud muy personal y cercana. Saber que no estamos solos ha hecho que este trabajo fuera muy fácil de llevar.
–¿Y cómo ha sido la relación con las familias?
–Somos un centro con un alumnado con muchas dificultades diversas, pero un AMPA del que no puedo estar más agradecida. En estos 10 años ha habido dos presidentas y a cada cual mejor, siempre buscando soluciones.
–¿Cuál fue la mayor dificultad?
–Entender que un centro como este, de casi 800 alumnos, es una pequeña ciudad. Lo vimos el otro día, cuando se produjo el apagón: se apagaron los semáforos y hubo caos hasta que llegó la policía a regular. Esa es un poco la metáfora. Si nos equivocamos en una pieza, todo se descompone. La dirección debe regular unos semáforos que permitan que la circulación sea siempre fluida.
–¿Qué va a hacer ahora?
–Somos el único centro en Asturias que imparte el Bachillerato a distancia y voy a estrenarme en la enseñanza para adultos. Es otra manera de trabajar y me hace mucha ilusión. El alumnado es muy generoso, porque vienen después de trabajar y saben apreciar el trabajo de los profesores. Estoy segura de que me sentiré muy bien en esta nueva andadura, que seguro me va a dar nuevas satisfacciones. Porque, al final, por encima de todo soy docente.
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