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Rosa Jaitin, en Gijón. María Agra

Rosa Jaitin, psicóloga: «Los traumas familiares necesitan varias generaciones para reciclarse»

«La terapia ayuda a transformar el sufrimiento para que no se repita ni aparezca en el cuerpo o los actos. El objetivo es pensarlo y no actuarlo»

María Agra

Gijón

Viernes, 10 de octubre 2025, 07:58

La psicóloga y psicoanalista francoargentina Rosa Jaitin (Buenos Aires, 1947), especializada en terapia de pareja, familia y grupo, asiste este viernes al XVIII Congreso Internacional ' ... Grupo, Psicoterapia y Psicoanálisis', organizado por la Sociedad Española para el Desarrollo del Grupo, la Psicoterapia y el Psicoanálisis (Segpa) en Gijón, donde impartirá una conferencia bajo el título 'Transmisión transgeneracional de la filiación. Ejes temporales'.

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–¿Qué es la filiación y por qué es importante?

–La filiación es el vínculo característico de la familia, no solo biológico o genético, sino también simbólico, porque puede haber niños adoptados o familias recompuestas. El vínculo filiativo se construye, y puede verse herido, por ejemplo, cuando un padre no reconoce a su hijo. Es central porque une los vínculos familiares y los diferencia de otros lazos, como la amistad o la pareja.

–¿Qué mensaje quiere transmitir en su conferencia?

–Que la filiación tiene varios niveles: el familiar y el cultural. La familia no es un elemento aislado, sino que vive en un contexto social y este influye en cómo se configuran los vínculos. Hay familias que sufren marginación o exclusión, ya sea porque están enfermas o porque pertenecen a sectores sociales que no son apreciados, y eso también afecta la filiación.

–¿Cómo se transmiten los traumas familiares entre generaciones?

–Desde el punto de vista genético todavía no lo sabemos, pero llegará. Se transmiten a través de lo que llamamos alianzas inconscientes, es decir, vínculos no conscientes que se repiten entre generaciones. Los traumas que dejan las guerras, las muertes inesperadas o las catástrofes naturales dejan heridas psíquicas que necesitan varias generaciones para reciclarse. La vida y la sucesión familiar permiten reciclar y transformar esos traumas.

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–¿Se puede hablar de herencias psíquicas sociales o culturales?

–Sí, todo se transmite. Los eventos sociales y políticos dejan huellas en las poblaciones, como por ejemplo el franquismo en España o la dictadura en Argentina. Aquí vuelve a haber dos niveles: la familia y la justicia. Cuando la justicia reconoce los crímenes, las familias pueden elaborar el duelo; cuando no, esos duelos quedan congelados y reaparecen más tarde como síntomas, enfermedades o malestares sociales.

–¿Cómo ayuda la terapia a la hora de abordar lo que se transmite inconscientemente entre generaciones?

–Permite identificar los traumas familiares y trabajar alrededor de lo que ha sido difícil en las familias. A veces no es solo lo social: puede ser tener un hijo enfermo, pérdidas tempranas, episodios de violaciones, alcoholismo... Todo lo que tiende a ser ocultado porque a la gente le da vergüenza. La terapia ayuda a aceptar los traumas y transformar el sufrimiento para que no se repita ni se exprese en el cuerpo o los actos. El objetivo es poder pensarlo, simbolizarlo y no actuarlo.

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–Vivimos en una época de cambios en los modelos familiares: reproducción asistida, adopciones, familias diversas... ¿Cómo impacta esto en la transmisión psíquica?

–Depende del trabajo previo y del acompañamiento. Hoy existen múltiples formas de familia y ninguna es buena o mala en sí misma. Lo importante es la preparación psíquica y el contexto. Las funciones maternales y paternales pueden ser asumidas por cualquier persona; lo fundamental es cómo se simbolizan esos roles y se transmiten los lazos.

–¿Cuál es el gran desafío del psicoanálisis ante las nuevas formas de filiación?

–Hay dos grandes desafíos. El primero es que el psicoanálisis reconozca el peso de lo histórico-social en la constitución del psiquismo. El segundo es adaptarse a la nueva temporalidad: vivimos más rápido y es necesario desarrollar técnicas de tiempo limitado sin perder la profundidad clínica. La clínica va por delante de la teoría y las instituciones deben acompañar ese desarrollo con investigación y reflexión teórica.

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